Diario de León

Los cardenales se encuentran en estado de «cierta agitación» ante una situación «incierta»

Todos se preparan para un cónclave marcado por la falta deconsenso

El colegio decidirá mañana si la primera votación se celebra por la tarde

Los cortinones señalan la ventana por la que saldrá el nuevo Papa

Los cortinones señalan la ventana por la que saldrá el nuevo Papa

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Apenas veinticuatro horas antes de que comience el primer cónclave del siglo XXI en el que se elegirá al sucesor de Juan Pablo II, los 115 cardenales que lo designarán están viviendo momentos de «cierta agitación», preocupados por una situación «incierta» derivada de la falta de consenso. La polarización del colegio en dos bloques ideológicos, lejos de resolverse, se habría consolidado en las últimas horas, con lo que las similitudes con 1978 son cada vez más acusadas. Según los observadores italianos, el cardenal Ratzinger estaría perdiendo posiciones o al menos se habría congelado su capacidad para seguir sumando votos, que en ningún caso llegarían a los 60 necesarios para entrar en el cónclave con posibilidades reales de convertirse en Papa. Al lado del alemán seguiría estando el sector más conservador del cardenalato latinoamericano -con el colombiano López Trujillo a la cabeza- y los italianos Ruini, Bertone, Biffi y Scola. Enfrente, el bloque «progresista» constituiría un «área ciclónica de adhesiones inciertas», en palabras del analista Luigi Accattoli, de El Corriere de la sera. El banderín de enganche seguiría siendo el carismático Martini, que estaría actuando de parapeto contra Ratzinger para demostrar que existe una alternativa al ortodoxo decano de los cardenales. Intención de brevedad Con un reparto de las adhesiones tan poco clarificador, y tras la última congregación general, celebrada ayer por la mañana, los cardenales siguen oficialmente apostando por un cónclave breve, aunque este deseo compartido por muchos podría encontrarse con el problema de la división que atenaza al colegio y que, según algunos analistas, complicará las votaciones. «Esperamos un encierro breve», manifestó el cardenal mexicano Rivera Carrera. Existen, sin embargo, ciertos indicios de que la búsqueda del consenso se está complicando más de lo debido. Ayer, los servicios de prensa de la Santa Sede indicaron que no es seguro que mañana por la tarde, después de la proclamación extra omnes, los cardenales celebren una primera votación en la Sixtina, como estaba previsto. Un cambio de planes que podría ser un síntoma de que las negociaciones van peor de lo previsto y de que los electores necesitarían media jornada más de negociaciones para empezar a votar. En la conferencia de prensa de ayer, Navarro Valls intentó neutralizar todas las expresiones de división al señalar que durante las congregaciones generales «se ha podido llegar a un consenso muy amplio sobre los temas generales afrontados en las discusiones». «Confirmo también que no se ha hablado de nombres en ninguna congregación», añadió el portavoz vaticano. La premonición de Luciani Durante el cónclave de 1978 en el que Albino Luciani se convirtió en Juan Pablo I acontecieron una serie de hechos que algunos han interpretado posteriormente como señales de que el pontificado del italiano iba a ser breve. Muchos de los cardenales que participaron en aquel encierro se quedaron con la impresión de que el italiano no quería ser obispo de Roma. Según el purpurado francés Guyot, «Luciani sufrió casi un shock, estaba angustiado, preocupado y fue empujado a aceptar por sus vecinos de capilla». Treinta y tres días después, la hermana Vicenza Taffarel se lo encontró muerto.

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