Un precónclave como en el 78
La división existente en aquel año entre los purpurados facilitó la sorpresa Wojtyla gracias a la necesidad de adoptar otra vía Siete millones de euros en donativos
El cónclave que hoy empieza lo hace con demasiadas simili-tudes al que en octubre de 1978 desembocaría en la elección de Juan Pablo II como Sumo Pon-tífice. Los purpurados inician hoy su encierro con una división evidente entre los partidarios de Ratzinger, los conservadores, y de Martini, del ala progresista, tal y como sucedió en aquellas fechas, aunque con personajes diferentes. Martini, que actúa como ban-derín de enganche de la línea aperturista y que puede con-vertirse en baza fundamental de los que defienden la opción milanesa de Dionigi Tettamanzi, recuerda al cardenal arzobispo de Florencia Giovanni Bennelli, brazo derecho de Pablo VI como en su día lo fue Ratzinger de Wojtyla. El propio Ratzinger representa parecida alternativa a la que por entonces planteaba el purpurado de Génova Giuseppe Siri, mayor como él y conservador como él. Al inicio de aquel cónclave, todo parecía indicar que el pa-pado se jugaba entre Bennelli y Siri, que ya había obtenido algu-nos apoyos en la elección previa a la proclamación de Pablo VI y de Juan Pablo I. Pero ganó Karol Wojtyla, por, cuentan las crónicas de la época, al menos 99 de los votos de 111 electores. Y ganó Wojtyla porque las diferencias irreconciliables entre ambas tendencias obligó a los purpurados a decantarse por una tercera vía. Lo hicieron a las cuatro y diecisiete mi-nutos de la tarde de aquel 16 de octubre, después de ocho escrutinios (con Juan XXIII habían sido once, con Pablo VI, 5 y con Juan Pablo I, 4).