Diario de León

La seguridad del cónclave

El Vaticano consulta a un gran número de expertos en espionaje para poder blindar la Capilla Sixtina y la Casa de Santa Marta contra cualquier sistema de escucha

Publicado por
Fernanda Tabarés - enviada especial | roma
León

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Un cónclave secreto en la era de la tecnología. La posibilidad de que alguien grabe las deliberaciones de los cardenales en la capilla Sixtina son remotas, pero existen. El Vaticano se ha confiado a los mejores expertos para tratar de evitar que el espionaje pervierta una de las condiciones más preciadas del encierro al que a partir de esta tarde se someterán los cardenales: el secreto. Los funcionarios de la Santa Sede han trabajado estos días para blindar contra posibles escuchas o grabaciones todo el territorio del cónclave, sobre todo la Sixtina y la Casa Santa Marta. En el caso de la capilla en la que transcurrirán las votaciones, se ha recomendado a los cardenales que estén pendientes de las ventanas, ya que podrían ser el objetivo de un tipo de micrófonosláser capaces de grabar conversaciones a cuatrocientos metros de distancia y disponibles por poco precio en Internet. Inspección «Creo que lo han intentado todo», ha declarado en la prensa italiana Miriam Ponzi, hija del investigador privado Tom Ponzi, que en Italia viene a ser el equivalente redivivo de Sherlok Holmes. Entre las medidas que se tomarán para evitar el espionaje, destaca la inspección detallada de las zonas más sensibles del cónclave que los técnicos del Vaticano llevarán a cabo una hora antes de que se pronuncie el «extra omnes». Intentarán localizar micrófonos, microcámaras o cualquier otro instrumento de grabación. Claro que el control afecta también a los cardenales, que por orden de la constitución apostólica Universi Dominici Gregis tienen prohibido cualquier contacto con el exterior. Hasta hace pocos años -incluso durante el cónclave anterior, en 1978- era bastante fácil respetar esta norma. Los únicos custodios de la seguridad eran, de hecho, los imponentes guardias suizos. Pero en los tiempos de la tecnología digital, los cardenales tendrán que prescindir de aparatos tan comunes como los teléfonos móviles, los ordenadores portátiles o las agendas electrónicas y de servicios tan útiles como Internet o los sms. Para evitar problemas, la Sixtina y la Casa Santa Marta serán sometidas a barridos con los que se interceptarán comunicaciones como ya sucede en algunos teatros. Levante los brazos El respeto a la orden de permanecer aislados será responsabilidad de los propios purpurados tal y como ironizaba un periódico «es bastante improbable que un guardia le diga al cardenal Ratzinger: Eminencia, por favor, levante los brazos».

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