Un edificio en forma de caracola albergará el mejor centro científico de España
La localidad barcelonesa de Cerdañola del Vallés albergará las instalaciones del Sincrotrón, destinado a la investigación de la estructura y propiedades de los materiales que son expuestos a electrones acelerados mediante imanes dentro un gran anillo circular. Según los responsables del proyecto, recibirá el nombre de Alba, como homenaje a la luz que lo hará famoso, y se convertirá en la instalación científica más cara de España, con un coste de 164 millones de euros. Estará formado por un edificio central de forma circular en forma de caracola y un diámetro de 130 metros, que constituirá el área experimental y albergará el anillo, los aceleradores de partículas y las áreas para investigación y servicios. Tendrá una cubierta de aluminio dividida en ocho partes ligeramente separadas lo que facilitará la ventilación a la vez que proporciona luminosidad, aunque sin incidir de forma directa, facilitando que la temperatura se mantenga estable, a 23ºC con un margen de un grado arriba o abajo, un requisito que es fundamental. Aunque ocupará una superficie de 22.800 metros cuadrados, será una estructura poco estridente, de baja altura, parcialmente enclavada en el relieve y con elementos bioclimáticos. El Sincrotrón Alba dará trabajo a 125 personas, se espera que esté concluido en el año 2009 y que mantenga su actividad durante 25 años. Se calcula que cada año acoja a un millar de investigadores de disciplinas tan diversas como biología, farmacia, nanotecnología, biotecnología, ingeniería o investigación de nuevos materiales. A pesar de existir en el continente cerca de una veintena de sincrotrones, el de Barcelona se convertirá en el primero que se ubique al sur de Europa. Los sincrotrones, desarrollados en 1945, son aceleradores de partículas (electrones) en el seno de un campo magnético dentro de una trayectoria circular, que producen una luz capaz de penetrar en la materia, lo que facilita el análisis de moléculas. Su funcionamiento es muy similar al de los ciclotrones con la diferencia de que mientras en estos se utilizan campos magnéticos y eléctricos constantes, en el sincrotrón se varían para mantener constante el camino de las partículas. Cuando se alcanza la velocidad deseada (próxima a la de la luz), los imanes desvían la trayectoria de los electrones provocando que se frenen y emitan radiación, que es la que se hace incidir sobre el material que se quiere analizar.