Morir de éxito

RECUERDO cuando Felipe González advirtió a los suyos de los peligros de esta práctica. Lo hizo después de bastantes años en el Gobierno. Y deberían aprender los socialistas que gobiernan ahora de la experiencia. Me da la impresión de que en materia económica están cayendo en esto tan malo se mire por donde se mire. El martes por la tarde, el asesor de Zapatero, Miguel Sebastián convocó a la prensa en Ferraz para cantar las alabanzas de la marcha de la economía española y sobre todo de lo que nos queda por ver. La verdad es que la elección de nuevo Papa no le dejó mucho espacio en los medios de comunicación. Y, además, convocar a los periodistas a las 7 de la tarde tiene de bueno que las prisas son malas consejeras para el análisis y la reflexión y estupendas para el que tiene pocas cosas que vender y lo poco que vende, se publica. Dice Sebastián que la economía española va a crecer un 4 por ciento en año y medio. Una forma de medir el crecimiento novedosa y sorprendente esta de los 18 meses. Y sobre todo bastante fuera de la realidad si creemos a los organismos internacionales y demás medidores de la cosa económica. Pero es que, además quieren obviar los malos datos interiores que van saliendo sobre comercio exterior, inflación, balanza corriente. Y, no digo nada de los que provienen de fuera. De momento, sí la foto está sólo algo borrosa si las miras con una cierta distancia, pero la falta total de competitividad de la economía española, la brecha enorme entre lo que vendemos fuera y lo que compramos, el precio del petróleo y el alza del euro no pronostican nada bueno para el futuro inmediato. Y el problema de Sebastián es que lo explica todo muy bien, pero no aporta soluciones, ni un mínimo análisis creíble y razonado. Sigan sin hacer nada, sigan muriendo de éxito y en año y medio en lugar de crecer al 4 por ciento lo que podemos tener es un grave problema, que acabe en aumento del paro, falta de consumo y dificultades para hacer frente al endeudamiento. Entonces puede ser tarde para reaccionar o más difícil. Ni las 100 medidas, ni los observatorios sectoriales son lo que necesitamos. No molestan, vale. Pero para anticiparse a los problemas, nada de nada.