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Publicado por
MANUEL MARLASCA
León

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QUIEN está conversando con los líderes de los partidos con representación en el parlamento de Vitoria es quien redujo de 33 a 29 los diputados de la coalición que encabeza; el mismo que consiguió aprobar con la complicidad de Euskal Herritarrok -amigos de ETA- un proyecto de modificación del Estatuto de Gernika que es una propuesta soberanista e incompatible con la Constitución Española; el mismo que defendió su proyecto en el Congreso de los Diputados de la nación, que lo acabó rechazando; el mismo que a su vuelta a Euskadi anunció la convocatoria de las elecciones creyendo capitalizar así su intervención en el Congreso; y el mismo que, sometido todo ello y su gestión de gobierno durante los últimos cuatro años en Euskadi a consulta en las reciente elecciones, ha encontrado la insuficiente respuesta de 29 escaños. Es, en fin, el «lendakari» en funciones, al que ayer Patxi López le ha dicho que se propone disputarle la presidencia de Euskadi. Con Ibarretxe como presidente de los vascos y vascas -como diría él mismo- no es posible el pacto con los socialistas de Euskadi, que descartan formar parte de un gobierno por él presidido y que, sensu contrario, podrían negociar un acuerdo con PNV-EA en caso de que el candidato a lendakari fuera otro. Pero Ibarretxe prefiere reeditar el tripartito, aunque con una notable diferencia: antes sumaba con Ezker Batúa/Izquierda Unida 36 escaños, a los que no llegaba ni poniéndose de puntillas la suma de los socialistas y los populares en el parlamento de Vitoria, que eran 32; ahora el tripartito suma 32, exactamente uno menos de los que tienen socialistas de Euskadi (18) y populares (15). Para igualarlos, Ibarretxe necesita el escaño de Aralar, la formación escindida de Batasuna hace cuatro años después de condenar la violencia de ETA, que todavía no ha dicho su última palabra. O lo que es lo mismo; absteniéndose en la investidura Aralar y dando sus votos los populares a Patxi López, una de dos: o sale elegido el socialista, o Ibarretxe, una vez más, se echa en brazos de los amigos de ETA, que son los nueve diputados que ha obtenido el Partido Comunista de las Tierras Vascas, todavía no ilegalizado. Está claro: sobran estos nueve diputados, que no quieren condenar la violencia de ETA; pero también sobra Ibarretxe.