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Desvela que no esperaba ser el nuevo Papa, pero «la guillotina se acercaba y me miraba a mí»

Ratzinger: «Recé al Señor para que eligiera a alguien más fuerte queyo»

Benedicto XVI alabó por primera vez el diálogo de la Iglesia Católica con los musulmanes Un teólog

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León

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Benedicto XVI recibió ayer a unos 5.000 peregrinos alemanes a los que confesó la angustia sentida durante el cónclave cuando vio que iba a ser el nuevo Papa, ya que estaba seguro de que no sería el escogido. Ante sus compatriotas, el Pontífice contó que cuando se iban descubriendo los votos de los cardenales sintió como si «una guillotina» se fuera acercando hacia él y pidió a Dios que le «evitara aquel destino». «Quiero decir una cosa sobre el cónclave sin violar el juramento de secreto: Nunca pensé que iba a ser elegido (...) Pedí al Señor que escogiera a otro más fuerte que yo, pero evidentemente El no me escuchó», declaró el Papa, de 78 años, expresándose en alemán en la sala Pablo VI del Vaticano. «Conforme iba pasando la votación me vi frente a una guillotina que se acercaba y se dirigía exclusivamente hacia mí», añadió, recordando el momento de su elección hace hoy una semana. Entonces, el Santo Padre recordó lo que le había dicho un sacerdote antes del Cónclave sobre su obligación de aceptar la voluntad de Dios y «no negarse» si le pedía, como a los apóstoles en el Evangelio: «Sígueme». El Pontífice, que parecía más relajado que en sus primeras apariciones y tenía una expresión de felicidad, contó a sus compatriotas que los años venideros los había imaginado «tranquilos» y apacibles, lejos del trabajo diario del Vaticano donde creía haber concluido su misión. «Pero los caminos del Señor no son fáciles, pero no necesitan forzosamente serlo, y no pude hacer otra cosa que decir sí», aseguró el Papa, refiriéndose al Cónclave. Antes de reunirse con sus compatriotas, Benedicto XVI recibió en la sala Clementina del palacio Apostólico del Vaticano a los representantes de las iglesias cristianas y de otras religiones. Su discurso mantuvo una línea de conciliación que marcó desde su primer día de pontificado y muy distinta a la que mantuvo como prefecto para la Congregación de la Doctrina de la Fe, cuando había declarado, sobre el acercamiento con los otros credos, que «no hay salvación fuera de la Iglesia Católica». Ayer ofreció una cara totalmente distinta a esta última y se mostró no sólo un firme partidadario de avanzar en el ecumenismo, sino también de un mayor acercamiento a religiones como el Islam. Fue la primera vez que hizo una referencia explícita a esta confesión al afirmar que ha apreciado «el diálogo creciente entre musulmanes y cristianos, tanto a nivel local como internacional». Benedicto XVI inició su discurso con un llamamiento «a todos los creyentes de las distintas tradiciones religiosas y a los que buscan con corazón sincero la verdad para convertirnos juntos en artífices de la paz». Por otra parte, el cardenal arzobispo de Sevilla, Carlos Amigo Vallejo, afirmó ayer tras su llegada a la capital andaluza que considera que el nuevo Pontífice leerá sus textos en nuestro idioma. «Nunca pensé que iba a ser elegido (...) Pedí al Señor que escogiera a otro más fuerte que yo, pero evidentemente Él no me escuchó» BENEDICTO XVI

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