Diario de León

CRÉMER CONTRA CRÉMER

El maketo

Publicado por
VICTORIANO CRÉMER
León

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EL MAKETO, EL IGNORANTE, el español en suma, soy yo. Cuando la compañía ferroviaria en la cual mi padre se partía los huesos por poco más de doce reales decidió trasladarnos de nuestro enclave original a tierras de mayores oportunidades, caímos en Bilbao, que por entonces todavía no había inventado ni lo de la ETA, ni lo de la soberanía, ni casi nada. Bilbao era un pueblo grande, con minas y fundiciones de hierro, naturalmente explotadas por gente extranjera y un equipo de pelotón que era, precisamente por eso, por no contar en sus filas con gente extranjera, la admiración de todos los españoles, incluyendo nosotros, los maketos. Y es que no hicimos más que llegar y mi madre, la pobre, que era de Villadiego, creyó que cabía solicitar un espacio para vivir dignamente, incluso en menos de treinta metros, como posteriormente una señora ministra, socialista por añadidura, pretendió imponer, y se encontró con el primer obstáculo: Como era española, nada menos que de Castilla, y tenía tres hijos de familia, todos los tres todavía sin hacer, pues la dijeron que no, que no podían alquilarla la vivienda que solicitaba. Y durante cerca de dos años nos tuvimos que conformar con habitar la familia entera y verdadera en un vagón de mercancías, y en vía muerta, para mayor tristeza. Supongo que con el tiempo y la experiencia, los señores que suelen mandar en el País Vasco habrán superado el complejo del maketo como vecino inservible y que ya la vida en Bilbako será mucho más fácil que en aquellos tiempos de la Compañía de los Caimos de Hierto del Norte de España. Convencido de esto he seguido con interés el proceso electoral que ha dado en tierra con el Plan Ibarretxe, con la hegemonía de los poderosos del PNV-EA y con el encono que caracterizaba la vida vasca durante los últimos tiempos. Todo por ver si cuajaban dos o tres medidas de gobierno que todos consideraban de obligado entendimiento y aplicación si de verdad se querían equilibrar las fuerzas políticas y facilitar el entendimiento, no solamente entre las distintas facciones que imponían la dispersión de las mejores voluntades, sino el conocimiento y la estimación en lo que valen los unos y los otros del maketismo y la vasconidad, ambos bandos tan españoles como Isabel y Fernando. Se hacía necesario un ejercicio democrático de convivencia y estas elecciones del día 17 del mes de abril nos han concedido la claridad necesaria para corregir e interpretar el resultado de la consulta. Que por cierto esta vez no ha conocido la licencia tópica de que todos han ganado en la incruenta batalla, sino todo lo contrario: Excepto el partido socialista del maketo Zapatero, todos los demás no han tenido más remedio que confesar su derrota. Y esta situación real nos plantea ahora un problema fundamental: ¿Cómo se resolverá el puzzle electoral resultado de la derrota? ¿Qué papel jugará el Partido Comunista de las Tierras vascas, al que se le atribuye una forma teatral de transformismo? ¿Serán capaces los vascos de abandonar alguna de las rutas que solamente a la confusión les podrían conducir? ¿Acabaremos los unos y los otros por considerar con generosidad las razones que mueven a cada uno de los bandos enfrentados?... Ni España puede desprenderse de una de sus porciones más entrañables como es el País Vasco ni los responsables de la vida en Vizcaya, Guipúzcoa, Álava... pueden ni deben desligarse del compromiso histórico y vital de defender el alma y la geografía del País Vasco. De todo lo cual se deduce que si estas elecciones no sirven para la integración y la solidaridad entre las tierras y los hombres, las elecciones habrán sido un absoluto fraude.

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