Einstein en España

En 1923 vino a nuestro país. El y su mujer tenían reservada habitación en un hotel de lujo de la capital condal pero nadie vino a recogerles a la estación y llevarles a él por lo que se hospedaron en una humilde pensión. Cuando el dueño se dio cuenta de quien era lo encontró en la habitación tocando el violín plácidamente. Visitó Toledo, charló con Ortega y Gasset, con Cabrera y disfrutó de su visita a España. Pero la mayor sorpresa, que pocos conocen, es que estuvo a punto de venir a trabajar a España. El Consejo de Ministros del 4 de abril de 1933 le consignó una cátedra extraordinaria con una dotación de 24.300 pesetas, oferta que le hizo llegar Ramón López de Ayala, embajador en Londres, y que Einstein aceptó, solicitando trabajar con estudiantes y profesores con preparación matemática pero indicando que con la mitad de la dotación económica tenía suficiente. Oxford, Paris y Princeton hicieron también ofertas similares y la inseguridad que se vivía en España, entre otros aspectos, hizo que el sabio se decantara por Princeton.