La precipitación media anual en la península es de 70 milímetros frente a los 200 habituales
España sufre una «sequía extrema» durante los últimos siete meses
El Instituto de Meteorología advierte de la escasez de precipitaciones en casi todo el territorio
El otoño y el invierno pasados han sido los más secos desde 1947. El Instituto Nacional de Meteorología (INM) habla ya de «extrema sequía» desde el arranque mismo del año hidrometeorológico del curso del 2004 al 2005 en curso, el pasado 1 de septiembre, aunque la situación ha ido empeorando de forma progresiva entre noviembre y marzo. Sus registros certifican un volumen total de precipitaciones en la Península un 37% inferior a la media normal para estas fechas. Según el INM, es «muy llamativo» el hecho de que desde noviembre, «todos y cada uno de los meses transcurridos hayan sido secos o muy secos». En enero apenas llovió un 16% del promedio habitual. En una amplia franja central del país -mitad sur de Castilla y León, Extremadura, Madrid, Castilla-La Mancha, norte de Andalucía y Aragón- las precipitaciones invernales apenas han acumulado la cuarta parte de los valores tradicionales para la Península; poco más 70 milímetros frente a los 200 milímetros de tasa normal. En el conjunto de los siete meses desde la apertura del año hidrológico, casi todo el oeste y centro peninsulares, así como zonas del nordeste, no han llegado al 50% de las lluvias esperadas, y están por debajo del 40% en áreas del bajo Guadalquivir y sur de la región de Extremadura. En las demás regiones también se observa un descenso generalizado en la pluviometría aunque menos acusado pero que repercute en la situación del campo y el abastecimiento de agua. Canarias es la única excepción clara al régimen de sequía, con un año bastante húmedo, en particular en las islas más occidentales. En consecuencia, la humedad de los suelos es muy inferior a la habitual en la temporada, y sólo se mantienen muy húmedos o saturados en Galicia y la franja cántabro-pirenaica por las precipitaciones registradas en esas áreas en la segunda mitad de marzo. Historicamente la sequía puede considerarse como un acontecimiento natural de enorme trascendencia y se asocia a un fenómeno climatológico denominado El Niño, al que se le atribuye responsabilidad en la escasez de precipitaciones en algunas zonas.