| Reportaje | Los peligros de Internet |
Las «viudas» de la red
Alrededor de 60 millones de personas no pueden vivir sin las páginas web sobre sexo y es que los expertos aseguran que los adictos encuentran más interesante fantasear con un desconocido
«María, soltera de 30 años, rubia natural y cuerpo escultural, necesita conocer a hombres liberales. Dispuesta a...». No hay que ser un Eduardo Punset para adivinar a lo que está dispuesta María. Como ella, miles de mujeres y de hombres se venden en Internet. ¿Saben cuántas páginas web relacionadas con el sexo hay en estos momentos circulando por Internet? Pues alrededor de 300 millones. Y los distintos estudios cifran en 60 millones las personas que no pueden vivir sin ellas. Peor que eso: dicen que en su clientela abundan más los casados y casadas que solteros o solteras. Este problema del cibersexo en la pareja se ha hecho can-ción. Ha surgido un nuevo trío musical cuyo principal éxito fue dar letra y música al sufrimiento de muchas mujeres que ven como sus maridos las acarician menos tras descubrir la amplia gama de productos sexuales que ofrece la red. La letra lo resume todo: Un fin de semana, en El Corte Inglés / Tu me convenciste para comprar el Internet / Maldito momento, que fue mi perdición / Pues desde ese día ya no hacemos el amór / Tú ya no me miras, yo ya no te importo / Y si me insinúo tu me dices que pa qué / que con esos cuerpos y con lo poco que gastan / Te salen más baratas las mujeres del pecé / Y que tú prefieres pasarte todo el día pegado a la pantallaaaaa/ Eres un enfermo, eres un enfermo / Eres un enfermo del cibersexo... Es la canción del momento, la que más suena. Y será por algo. La rutina A la pregunta de si existen indicios o evidencias de que los chats o el sexo en la red estén haciendo aumentar las separaciones y los divorcios, el psicólogo Juan Alberto Estallo brinda esta respuesta: «Internet, como cualquier otro aparato, está poniendo en evidencia matrimonios que funcionan mal», aunque hace una distinción entre las adicciones, al entender que «el chat es más que el cibersexo, porque implica comunicación, que es lo que falta en los matrimonios que se mantienen por rutina». El éxito de los chat se debe, según los psicólogos, al aparente anonimato que proporcionan, que posibilita asumir el rol que se prefiera sin temor a ser rechazados por la apariencia física, edad, sexo, raza, nacionalidad o nivel adquisitivo. Muchas de las personas que acuden a los chat declaran ha-cerlo para divertirse o escapar por un rato de la realidad en la que viven. Esta tendencia ha dado lugar a grandes frustraciones amorosas porque si bien algunos individuos olvidan lo que vivieron en la línea, existen otros que se enamoran y sufren las consecuencias de «jugar» con desconocidos. En todos esos casos, el supuesto «juego» en ocasiones «adquiere grados enfermizos: el afectado se enajena mentalmente y pierde todo tipo de contacto social», según el psicólogo lucense Ramiro García Lamas. Su colega Ramón Liñares cree que «los adictos al chat, para sentirse bien, necesitan tener relaciones por la web y encuentran más interesante fantasear con un desconocido».