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Astorga reza, La Bañeza pedalea

Fieles vestidos de maragatos desfilan por Astorga, acompañando a la Cruz Dorada

Publicado por
Lola de León - leon@diariodeleon.com
León

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Dicen que Ponferrada trabaja, Astorga reza y La Bañeza se divierte. Y, con excepción de la capital berciana -ayer de vacaciones obreras de primero de mayo-, la máxima se cumplió ayer: mientras en Astorga celebraban la fiesta de la Cofradía de la Vera Cruz, los bañezanos cogían la bici y se iban de marcha popular a Castrotierra, donde prepararon una sardina de aúpa junto al santuario de la Virgen de la Lluvia. El rezo En Astorga, la fiesta fue religiosa: se bendijo la restaurada cruz de guía de la cofradía de la Santa Vera Cruz y Confalón. Por algo se celebraba la Cruz de Mayo. Todo comenzó en la iglesia de los redentoristas, al mediodía, en el ofertorio de la misa oficiada en honor del insigne símbolo cristiano, el crucifijo renovado recibió los parabienes de lo alto para salir luego en procesión por las calles de la ciudad. Fe y cultura se dieron la mano por las calles de Astorga, donde numerosos fieles, ataviados al estilo maragato y otros vestidos conforme a los tiempos, rindieron respetos a la conocida como Cruz Dorada. Un vino español y una comida pusieron fin a la celebración. La diversión Los bañezanos salieron también en procesión, pero en bicicleta. Convocados por el Club Ciclista Bañezano, alrededor de medio millar de personas participó en la Marcha Popular a Castrotierra. Bien es cierto que también los hubo que hicieron el trayecto, de unos diez kilómetros, a pie y otros, más cómodos, se acercaron hasta la casa de la patrona de la comarca en coche o en moto. La propuesta de los organizadores consiste en una romería, con misa en honor a la Virgen -el oficio se retrasó porque el santuario no estaba abierto- y comida. Para el banquete se asaron 140 kilos de sardinas y se repartieron más de 400 bocadillos, según datos de los organizadores. La marcha gozó de mejor tiempo que en ediciones anteriores. Pero acercarse a la Virgen de la Lluvia es desafiar al viento, que sopló en el otero en el que se encuentra el santuario, y a las nubes, que cubrieron el valle del Duerna, pese al buen día que había amanecido. Los organizadores quisieron expresar su agradecimiento a la Guardia Civil y a la Policía Local de La Bañeza. Ambos cuerpos velaron por el buen desarrollo de la jornada.

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