Las paredes oyen en la cárcel

Instituciones Penitenciarias ha comenzado a instalar en las cárceles un nuevo sistema informático de control de las llamadas telefónicas que permite a los internos realizarlas sin la presencia de un funcionario, pero que asegura que los presos puedan contactar únicamente con los terminales a los que se les ha autorizado previamente, informaron fuentes de la Dirección General. En el caso de que el recluso intente marcar un número de teléfono no autorizado, el sistema informático se lo impedirá. Hasta ahora, era el funcionario el que marcaba el número que le indicaba el interno, pero cualquier altercado en la cola u otro pequeño despiste, podía hacer que el recluso lograse contactar con otra persona diferente a las que tenía permitido el acceso telefónico. El nuevo sistema extrema el control que la Dirección General puso en marcha a raíz de la Operación Nova , por la que se descubrió una trama islamista nacida en la prisión de Topas entre radicales que cumplían allí condena. Quince de entre la cuarentena de detenidos lo fueron en varias cárceles españolas y se descubrieron las comunicaciones que mantenían presos de un centro a otro o con islamistas en libertad. Al aumento de traductores y la dispersión del centenar de islamistas encarcelados hoy en España por 33 centros penitenciarios se suma ahora el nuevo sistema de control telefónico. Las medidas tomadas por Mercedes Gallizo permitieron el mes pasado a los funcionarios de la cárcel de Ceuta hallar en poder de un preso marroquí documentación relacionada con un posible atentado. Fuentes de la lucha antiterrorista aseguraron que, como consecuencia de estos controles, se obtuvo una cantidad ingente de documentación en poder de los presos que está siendo analizada por las unidades antiterroristas por si alguna tuviera relación con una posible trama islamista. Registro automático El plan de Interior incluye la ampliación de este sistema informático próximamente para que las conversaciones intervenidas se graben automáticamente. Hasta ahora, cuando se detectaba en el centro de seguridad de la prisión que un interno llamaba a un número intervenido, era un funcionario el que activaba la grabación sin tener acceso al contenido de la misma. Tanto este centro de seguridad como la Dirección General obtienen, con el nuevo método, datos al instante sobre las llamadas que realiza el interno, tales como a qué módulo pertenece o el número del destinatario. Si un teléfono móvil al que llama el recluso, tiene desviadas sus llamadas a otro terminal, el sistema lo detecta e impide la comunicación, y si dos internos tienen entre sus números autorizados uno que les coincide, se investiga. Las largas colas que hacían los internos para poder realizar las llamadas telefónicas han sido suprimidas ya en una treintena de los 66 centros. Con el nuevo sistema, que se comenzó a implantar el 12 de julio del pasado año, los internos no tienen más que acercarse a las cabinas instaladas en las zonas comunes de los módulos, como el patio, insertar la tarjeta telefónica, un prefijo que coincide con su Número de Identificación de Seguridad (NIS) y marcar el número con el que deseen hablar.