Diario de León

CRÉMER CONTRA CRÉMER

León iluminado

Publicado por
VICTORIANO CRÉMER
León

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EL SEÑOR FERNANDO IBÁÑEZ, presidente del Comité Español de Iluminación e ingeniero municipal del Ayuntamiento de León, anuncia que con motivo de la llegada a la capital del viejo reino de nada menos que 300 expertos en luminotecnia, aterrizarán en nuestra heroica, noble y acogedora ciudad con ocasión del Congreso Municipal del Comité Internacional d'Eclairage. Y esta gloriosa y brillantísima efeméride, que tendrá lugardede hoy hasta el 21 de mayo transformará la ciudad de tal manera que no la reconocería ni la madre que la pariera: Lucirá un alumbrado, informa el corresponsal, entre la Catedral y el Musac y será similar, no mejor ni por supuesto tampoco peor al que encendiera la capital de las Españas con motivo de la boda del Príncipe. Y ya, como de paso, se pone en el conocimiento, ni muy ancho ni muy alto de la ciudadanía que el Barrio Húmedo arderá en sus propios esplendores y que la ciudad entera y verdadera lucirá a todo color. La noticia no es que nos haya sorprendido, porque nos consta que tanto el Ayuntamiento como el mismo Gobierno central y centralista son capaces de todo, pero no deja de ser motivo de expectación saber que aunque no fuera más que por unos pocos días, León, la ciudad del tenebroso Don Guzmán el del puñal y de San Isidoro, donde reposan a media luz las infantas más hermosas de Occidente, pues aunque solamente fuera por un plazo inferior bien vale una misa el proyecto de iluminar la Ciudad. ¡Al fin!, señores del consistorio, podemos prescindir de la media luz a que está sometida la ciudad desde su más tierna infancia, para contemplarnos a toda luz los unos a los otros y los otros a los unos, sin confundirnos. No sabemos absolutamente nada ni de amperes ni de voltios, ni de Endesas ni de Futesas. Solamente nos consta que León, sea por economía o porque a los distintos ayuntamientos que han pasado por la Casa de la Poridad les ofende la claridad y prefieren las sombras, el caso es que al fin sabremos cómo puede León ser bien vivido si conseguimos que todos nos veamos como somos, sin sombras, ni oscuridades. Y es que como el que suscribe pertenece a la generación del candil, cualquier otra forma de iluminación le parece un prodigio. Hubo un tiempo en el que los políticos, para congraciarse con la masa electoral profundamente confusa por no ver las cosas del gobierno, de la municipalidad o de la excelentísima lo suficientemente claras, pedía, demandaba, exigía luz y taquígrafos. Y se les concedía taquígrafos, pero nunca la luz suficiente para saber a dónde iban a parar los dineros del común. Si este despliegue luminoso que se nos anuncia se prolongara, después de cumplido el servicio lumínico que exige el congreso, al fin podíamos pasear por los rincones de la ciudad sin temor a caer en un derrumbe o ser asaltado por algún inmigrante sin papeles. En alguna ocasión hicimos llegar nuestra desazón por la semioscuridad en que vivíamos en León a quien tenía autoridad y posibles para corregir este error, y se nos explicó que si nuestra iluminación era más bien cadavérica era por economía. A lo que nos atrevimos a sugerir que si de economía se trataba podían apagarse tantos faroles electorales y dejar al electorado a oscuras. Que es como estamos: a oscuras.

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