Cerrar

Creado:

Actualizado:

En:

ES MENTIRA coja que estén esperando al permiso del Parlamento para ponerse a la mesa donde se desollará un acuerdo con los etarras. Esa moción es paripé de cobertura, simulacro en Cortes. Este gobierno tiene ya caliente la silla de estar en esa faena y de haber atropado al vuelo alguna garantía en estos encuentros que sólo el dios de la confusión y Zapaté saben dónde han tenido lugar y en qué peregrinas circunstancias ocurren. Lleva meses la inteligencia del estado contactando, planeando y prometiéndoselas. Sólo le restaba a la estrategia socialista «arrimar pallá» el estorbo, o sea, a ese pepé que suena a verso endecasílabo cada vez que habla Acebes o su Zape Zaplana. Y ya está despejada la incógnita. Los batasunos no quieren verles en la mesa del negocio etarra. La victoria política de una tregua indefinida y el establecimiento de conversaciones no se la quieren brindar a los sucesores del odiado Aznar. Zapatero la quiere para sí y sólo la reparte con otras fuerzas políticas minoritarias, sustancialmente nacionalistas. Tengo la presunción de que en esta andanada de reencuentros con los dirigentes etarras se obtendrá algo positivo inicialmente. Ya han prometido algo. La pisada de buey que es norma en Zapatero le impediría dar ese paso si no tuviera una previa seguridad de que el otro pie nunca le quedará sobre el abismo. Hay algo. Dos doblones me apuesto. El vasco obtuso quiere verse sólo con una de esas dos Españas que nos hielan el corazón. El gobierno ha echado miel sobre esta hojuela. Es propicio el plan. El pepé quedará descolgado, enfurecido y encaramado a ese profetismo del desgarrón y el quebranto nacional, pero el votante -que es lo único que se calcula y sopesa en estos casos- lo premiará a poco alivio que se le brinde en esta guerra perpetua entre la cuadratura vasca y la elipse nacional. Espantando a los populares quizá sea la única forma de amagar una solución. Ninguna de las vías utilizadas hasta ahora ha dado frutos; bien al contrario. Policialmente no hay fin. Conversando como hasta ahora, tampoco. ¿Será esta vez?... Es probable. Recuerda que Zapaté está regado con agua de peruco. Y está en la pomada. No condenó los últimos atentados para no malograr lo que guarda y dio la consigna a Patxi de orillar a María San Gil. «Es blanco y lo pone la gallina».