La plaza de Santo Domingo presenció como su fuente cambiaba progresivamente de color.
Cerca de 800 personas, procedentes de setenta países, presentaron en León las últimas novedades de todo lo relacionado con la iluminación.
Los monumentos más representativos de la ciudad cambian permanentemente de tonalidad, forma, color e intensidad gracias a un sistema robotizado.
Los diseños son obra de un equipo multidisciplinar formado por psicólogos y expertos en iluminación de teatros, actuaciones musicales o monumentos.
La emblemática torre de la iglesia de San Marcelo fue iluminada desde dentro.
Sólo el reflejo de sus arcos la hace destacar entre la oscuridad de la noche.
El antiguo consistorio de la plaza de San Marcelo, más conocida como la plaza de las Palomas, también tuvo su dosis de imaginación en forma de luz.
La virgen de la Inmaculada, que se alza en medio de la plaza que lleva su nombre, lucía especialmente espiritual.
Se trata de una de las imágenes más queridas entre los leoneses, ya que se su altura permite ser vista desde varios puntos de la ciudad.
El Parador de San Marcos fue otro de los monumentos escogidos para esta representación.
Las impresionantes dimensiones del edificio destacaban aún más con la iluminación.
En el centro del hostal, sobre la entrada del edificio, un foco proyecta imágenes de distintos colores.
Junto a la plaza de San Marcos, el Auditorio Ciudad de León, fue iluminado con mensajes en forma de luz.
La plaza Mayor, en concreto el antiguo consistorio, dejó a un lado su sobriedad para convertirse en un receptor de formas y colores.
Tanto los leoneses como los turistas, que estos días visitan la ciudad, quedaron sorprendidos por el espectáculo de luz y color.
Imagen tomada desde los soportales de la plaza Mayor.