Un Robinson de cuello blanco
Un alto ejecutivo colombiano sobrevivió milagrosamente tras pasar diez días vagando, sin agua ni comida, por la isla de Moratón, un paraíso natural australiano
Ricardo Sirutis, un adinerado colombiano de 47 años, permaneció durante diez días perdido en una isla australiana sin nada que echarse a la boca y medio desnudo. El martes fue rescatado por un ejército de 500 rastreadores que desde el pasado día 8 no hicieron otra cosa que registrar palmo a palmo la isla de Moratón, un paraíso natural de 22 kilómetros de largo por tres de ancho en la costa noreste de Australia. Sirutis es un hombre pudiente, acostumbrado a rascarse el bolsillo para dar cuenta de cuanto sueño le venga en gana. La fortuna de este alto ejecutivo de los laboratorios Pfizer le garantiza el acceso a los clubes más restringi-dos, a los restaurantes más sibaríticos o a las islas más fascinantes del planeta. Y en una de esas se perdió. Durante diez días, este hombre, más acostumbrado al parqué que al parque, deambuló sin rumbo, sin agua y sin comida a lo largo y ancho de la isla de Moretón, un lugar selvático rodeado de tiburones. La odisea de este ejecutivo que hizo de Robinson sin querer comenzó el pasado día 8. Ricardo Sirutis había sido invitado a pronunciar una conferencia en Brisbane y aprovechó el viaje para co-nocer Moratón. Lo que en un principio era una finca para el disfrute personal del adinerado ejecutivo se volvió en un infierno laberíntico. Nada más desembarcar en la isla, el hombre comenzó a andar y cuando se quiso dar cuenta estaba perdido. «Imaginen cinco días perdidos, la adrenalina te mantiene ahí, sin comer, ese no es el problema, pero estar sin agua es horrible», manifestó el hermano de Sirutis al poco tiempo del rescate. El ejecutivo apareció con síntomas de una grave deshidratación. Lo descubrieron desorientado,sollozando entre la maleza y sin poder caminar.El desierto. John Butler, del Servicio de Emergencias, calificó de «milagro» que hubiera podido sobrevivir «a las noches frías y a la falta de agua». Al ser localizado, Ricardo recuperó el ánimo y empezó a hacer bromas, a prometer cervezas brasileñas e incluso le propuso matrimonio a Katie, una de las 500 socorristas que participaron en el enorme operativo. La joven le preguntó si estaba casado y él le respondió que no, pero que si ella quería, habría boda.