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Don Quijote cabalga enLorenzana

Más de 140 alumnos de infantil y primaria de ocho localidades recrearon el mundo cervantino en el patio del colegio, donde recitaron poesías, hubo bailes y apredieron juegos del XVII

León

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Érase una vez el patio de la escuela de Lorenzana, que durante tres horas se convirtió en un lugar de La Mancha... Más de 140 niños, transformados en el hidalgo Don Quijote, su escudero Sancho Panza, el posadero, la bella Dulcinea y hasta las fieles cabalgaduras del caballero y su paje o los molinos de viento, encarnaron a los protagonistas de la más fascinante novela escrita en lengua castellana. Y hasta el creador de tanto ingenio y batalla volvió a relatar, cuatro siglos después y en Lorenzana, sus originales hazañas, tomando prestado para la ocasión el cuerpo de la maestra. Fue el particular homenaje de los alumnos de infantil y primaria del colegio rural Maestro Emilio Alonso -que agrupa a las localidades de Sariegos, Azadinos, Lorenzana, Carbajal, Pobladura, Candanedo, Santibáñez y La Seca-, a la celebración del cuarto centenario de la publicación del Quijote. Hubo versos y hubo danzas. «Cabalgaba don Quijote, a lomos de Rocinante, cuando divisó a lo lejos polvareda amenazante. Y pensó: Estos son ejércitos que vienen a liquidarme. Pero Sancho se quedó tan campante...». Así reescribieron algunos alumnos uno de los más conocidos episodios de la novela. También hubo más rimas y chanzas para la singular batalla de Don Quijote con los molinos, para el caballo de madera llamado Clavileño y, ¡pardiez!, para el mismísimo Miguel de Cervantes. Y una respondona Dulcinea cantando: «Mira Quijotico que son rebañicos, mira Quijotico que suenan balidos. Y mira tú por cuanto, y mira tu por cuanto, se topó con los bichos, no hizo caso de Sancho...». Armaduras de papel de plata, aspas de corcho blanco, asnos con crin de peluche o hidalgos con gola de tul de algún tocado de novia sabiamente reconvertido en ropa de noble caballero. También hubo alguna Dulcinea con gafas de sol. Pero los niños pudieron fácilmente trasladarse con semejantes atuendos al siglo XVII, para viajar con la imaginación a la España de Cervantes. Por la mañana practicaron algunos de los entretenimientos con que solían pasar las horas los niños de hace cuatro siglos. Ni consolas ni videojuegos ni muñecos a pilas... Entonces, preguntó un niño, «¿con qué rayos jugaban?». A los bolos, a la monterilla, a la tarusa, a la calva o al herrón y otros juegos de puntería y de destreza... El CRA de Lorenzana, que celebra una semana cultural con el Quijote como eje central, también ha preparado cuentacuentos, puzles del paisaje del Quijote hechos por los niños, teatro y actuaciones del coro y del grupo de guitarra del centro...

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