El Instituto de Meteorología instala dos estaciones en las bases antárticas

Tras concluir la segunda fase de la campaña antártica 2004-2005, el Instituto Nacional de Meteorología (INM) ha dejado instaladas y operativas dos estaciones meteorológicas automáticas en las bases Juan Carlos I (isla Livingston) y Gabriel de Castilla (isla Decepción), dotadas de sensores de bajo consumo, así como sistemas de generación eléctrica mediante paneles solares y de almacenamiento de energía de alto rendimiento. Se trata de estaciones experimentales en las que poco a poco se irán implantando nuevos sensores medioambientales y de investigación, se optimizarán los técnicas de alimentación alternativa (en la próxima campaña se instalará un generador eólico en la Gabriel de Castilla) y serán comunicadas vía satélite. En este sentido, está previsto establecer comunicación con estas estaciones mediante el satélite de comunicaciones NanoSat del Instituto Nacional de Técnica Aeroespacial, para que en el año 2006 puedan transmitir diariamente la información meteorológica al INM mediante este medio, lo que permitirá que desde España se monitoricen diariamente las condiciones meteorológicas en dichas bases. Las estaciones pertenecen al modelo MeteoData 3000C y disponen de sensores de velocidad y dirección de viento, temperatura, humedad relativa, presión, radiación solar, altura de nieve y precipitación. En la base Juan Carlos I se ha instalado, además, un moderno medidor de ozono superficial portátil. Se pretende que funcionen de forma desatendida durante todo este año y que los datos que proporcionen puedan ser recogidos cuando las bases sean abiertas de nuevo en la primera fase de la campaña 2005-2006. Cuando ésta se inicie, está previsto colocar un radiómetro multicanal NILU-UV-6 para la medida de radiación ultravioleta espectral, ozono total en columna, aerosoles atmosféricos y espesor óptico de nubes. Existe una tercera estación, ubicada en el Observatorio de Izaña, donde se realizan todas las implementaciones y se llevan a cabo las pruebas necesarias. La instalación de estos emplazamientos en la Antártida no han estado exentas de problemas ya que durante los trabajos de montaje los técnicos tuvieron que soportar, además de condiciones meteorológicas muy adversas, las limitaciones en las infraestructuras existentes y el hecho de tener que desplazarse de una base a otra.