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| Crónica | Con los nuevos tiempos

La comodidad irrumpe ahora en las iglesias

Publicado por
Alejandro Posilio - madrid
León

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La Iglesia también se moderniza. Aunque su historia y su espíritu sean milenarios, la necesidad de retener y añadir feligreses a sus cuentas le está haciendo agudizar el ingenio. Y para ello, nada mejor que utilizar el márketing y aplicar los adelantos técnicos a todo aquello que rodea a los equipamientos religiosos. Que los ciudadanos van menos a las iglesias porque hace frío, pues se ponen bancos calefactores; que no se confiesan por falta de privacidad, pues un confesionario insonorizado y climatizado; qué cada vez más gente opta por la incineración, pues columbarios para las iglesias. Todos estos nuevos productos se pueden ver, disfrutar y comprar desde ayer en el Palacio de Cristal de la Casa de Campo de Madrid. Allí, el cardenal Rouco Varela inauguró la sexta Feria Ekumene, donde más de 50 expositores esperan que unos 10.000 visitantes recorran hasta el lunes el Salón Europeo de Patrimonio Religioso y Cultural, el mayor escenario de arte sacro, patrimonio religioso, restauración y equipamiento para las iglesias. Y éste último ámbito es en el que más avanza el sector. Por el módico precio de alrededor de 7.000 euros, los párrocos pueden escuchar los pecados de sus feligreses en un confesionario con calefacción o aire acondicionado, totalmente insonorizado, con indicador en la puerta de si está ocupado y con potenciómetro para las luces, con la madera más lujosa que se desee. Sin excusas «Me parece un producto interesante y no es caro. Si el espacio del que se dispone en la iglesia es suficiente, puede tener futuro. Sólo veo que el asiento del que se confiesa está un poco alejado», afirma Alberto Carreres, sacerdote de la Iglesia de San Hermenegildo, en el centro de Madrid. Y para que las bajas temperaturas no sirvan de excusa para evitar ir a misa, el empresario Juan Antonio Aymat ha diseñado, con tecnología finlandesa, bancos con calefacción en asiento y respaldo. «Aunque el radiador se pone a 90 grados por una cara, los piés, que son el termómetro del cuerpo, están a 24 grados, mientras que el cuerpo se sitúa entre 18 y 22», asegura con ímpetu comercial. Por sólo 1.550 euros, cuatro creyentes pueden escuchar la liturgia con la misma temperatura que en sus casas. Y asegura que este producto ya se disfruta en 25 países. Para más inri, columbarios murales de distintos precios para la iglesia del barrio, en los que alojar las urnas con las ceniza de los seres queridos. Todo esto y más. Porque la Iglesia avisa: seguirán modernizándose.