Diario de León
Publicado por
LORENZO BERNALDO DE QUIRÓS
León

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ESPAÑA había apostado todas sus fichas europeas a una baza: el apoyo del eje franco-alemán. La derrota de Schröder en Renania-Westfalia ha liquidado políticamente al canciller germano, abocado a una casi segura derrota en las elecciones de otoño. El rechazo por los franceses de la Constitución europea ha arrojado a Chirac a los pies de los caballos. En un año, ninguno de los dos valedores de ZP estará en el poder. En eso queda la vuelta de España al «corazón de Europa», músculo podrido por la crisis de sus dos máximos representantes: Francia y Alemania. ZP es gafe. Desde su acercamiento a esos dos países, las cosas no han podido irles peor a sus dirigentes. El problema es que la crisis franco-alemana va a pasar una dura factura a España. En concreto, la negociación de las perspectivas financieras de la UE para el período 2007-2013 se anuncia con tintes trágicos para la vieja Piel de Toro. ¿Qué preferirán Chirac y Schröder, ayudarse a sí mismos o echar una mano a ZP? La pregunta no necesita respuesta. Para mejorar su suerte interna, el presidente francés y el canciller germano intentarán conseguir lo más posible para sus países. Schrder insistirá en pagar menos a la UE y Chirac aspirará a sacar más de ella. Como habrá que dar plata a los Estados recién ingresados, Polonia, Chequia, etcétera, la víctima será una España aislada y con un PIB per cápita recién revisado al alza por el INE de ZP. En este escenario, los fondos europeos recibidos por nuestro país, el 0,9% del PIB, revisarán una aguda caída. El maná que ha llevado prosperidad a muchas regiones españolas desaparecerá. Ante este panorama, el gobierno socialista sólo tiene una salida: vetar las perspectivas financieras si éstas implican un sacrificio inasumible de los intereses españoles. Esta es la única opción ya que la renuncia de ZP a Niza y la falta de aliados en Europa le impide atraer países a la posición española. De esta manera, la perenne sonrisa de Bambi deberá transformarse en una mueca de hombre del saco si aspira a que, como diría un castizo algo bruto, «no nos quedemos en pelotas». Ahora comienzan a verse los primeros y elevados costes de la vuelta de España al «corazón de Europa».

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