Cerrar

Creado:

Actualizado:

AVISO a navegantes: aljibe es palabra mora, arabía de desierto. Aljibe es el resultado de un africano escarmentado por la sed y doctorado en dunas. Los aljibes, guapa palabra, son para ir guardando el agua de lluvia en aquellos lugares donde el cielo es roñoso en nubes, cascada de fuego. A veces se excavan bajo tierra, otras se pegan a un muro o se cuelgan a media ladera y en los países donde sopla el demonio del desierto se colocan sobre las casas como depósitos o tinajas tapaditas con losa o tablero. Los que beben arena cada vez que respiran saben una barbaridad de mimar el agua y acunarla. Pregúntales a ellos. Muchos desiertos de hoy eran hace sólo dos mil años -anteayer- vergeles, ciudades prósperas y civilizaciones. La secura lo hizo todo fosfato. Allí donde sopla el simún, el viento es lija. Malamente pudieron enfrentarse aquellas gentes al avance del desierto. Su resistencia al paisaje de alacrán no tenía la tecnología hidráulica de hoy, así que con el aljibe tuvieron que conformarse. Y resignarse. Pero hoy la puerta del desierto está en Almería -¿quién lo iba a decir?- y deberíamos estar escarmentados en cabeza ajena. Pues habrá que ponerse a hacer aljibes y eso significa en estos andurriales embalsar agua. A Indalecio Prieto esto le pareció lo más urgente y prioritario que tenía que hacer su gobierno republicano. Franco le vino después copiando, pero no hizo ni la tercera parte de los que proyectó aquel socialista en su ministerio. A mí no me duelen embalses y suelo caer antipático por ello, con lo bien que quedaría un plumilla como yo subido a tejado tocando la lira antipantanera, pero es que a estas alturas ya no me conmueve tanto mucha lagrimina de víctimas de pantano que sólo buscaban con su resistencia sentimental sacar un poco más de tajada. Peor lo tienen los que abandonan sus pueblos porque allí lo que se embalsa es la pobreza o la indolencia y nadie les indemniza. El oro de mañana por la mañana será el agua. Una botella cuesta lo mismo ya que un litro de gasofa. Hagamos, pues, aljibes. Primero, para dar de beber al sediento en obligada solidaridad con la España seca; y después, para hacer negocio. El agua será la única industria que le quede a este tierra de liquidaciones. Y cuando nos sople en el cogote la sed del Sahara, vendamos cantiploras llenas.

Cargando contenidos...