Sanidad firma con las principales industrias del ramo un convenio de autorregulación
Los famosos no podrán publicitar alimentos ni bebidas infantiles
El objetivo de este acuerdo pionero en Europa es combatir la creciente obesidad entre los pequeños
Pasado el verano, difícilmente se vuelva a ver al portero del Real Madrid Iker Casillas y al centrocampista del Barcelona Xavi protagonizando anuncios de natillas. Esto es debido al Código de Autorregulación de la Publicidad de Alimentos Dirigida a Menores (Paos) firmado ayer por la ministra de Sanidad, Elena Salgado, y las 27 principales industrias alimentarias del Estado. El objetivo de esta iniciativa pionera en Europa, que consta de 25 normas éticas y que entrará en vigor el próximo 15 de septiembre, es combatir la obesidad infantil, que se ha convertido en un problema grave, ya que como advierten numerosos estudios el porcentaje de niños obesos y con sobrepeso en España es de los más altos del continente, sólo superado por países como Italia, Malta y Grecia. Los personajes Según el Código Paos, en la publicidad de alimentos o bebidas dirigidas a niños menores de 12 años no deberán aparecer personajes especialmente próximos a ellos, como pueden ser presentadores de programas infantiles o personajes reales o de ficción de películas o series de ficción, ni tampoco aquellos personajes conocidos o famosos entre el público en general que gocen de una alto grado de popularidad entre los más pequeños. Ahora bien, según esta nueva norma, sí podrán participar en campañas de salud pública y educativas promovidas por empresas alimentarias cuyo fin sea específicamente promover hábitos saludables de alimentación o actividad física. Otra medidas que establece este código es que los anuncios de alimentos y bebidas para menores no podrán hacer un llamamiento directo a los menores a la compra del producto que se publicita explotando su inexperiencia o su credulidad, ni incitarles a que pidan o persuadan a sus padres o a otras personas para que compren los productos anunciados en los medios. Además, la publicidad no deberá apremiar a los niños a la obtención del producto, mientras que los precios deben expresarse clara y concretamente, sin utilizarse reduccionismos como «sólo cuesta» o «nada más cuesta» referidos a su precio.