Diario de León

Con el sol en popa y a toda vela

Una institución privada pone hoy en órbita la primera nave espacial que será propulsada por el flujo de?partículas solares

Publicado por
Raúl Romar - redacción
León

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La idea, sencilla en apariencia, ya había sido expuesta en el siglo XVII en una carta que Kepler dirigió a Galileo: cuando un objeto recibe la luz del Sol, la presión de los fotones (partículas elementales de luz responsables de la fuerza electromagnética) tiende a alejarlo del astro rey, actuando como el viento sobre los veleros en los mares terrestres. Tres siglos después, este principio básico será probado esta noche en la práctica con el lanzamiento del primer velero espacial destinado a revolucionar los sistemas de propulsión empleados para llevar a cabo viajes interplanetarios. «Estamos ante el comienzo de una nueva era espacial», aseguran los promotores de la iniciativa, una institución privada, la Planetary Society, creada por el científico Carl Sagan en 1980 y dedicada a la investigación espacial. El proyecto, que también propuso la Nasa en su momento, pero que no llevó a cabo, está apoyado por la empresa Cosmos Studios, mientras que el desarrollo parte de científicos rusos adscritos al Babarin Space Center. De hecho, la sonda, bautizada como Cosmos 1 , será lanzada desde un submarino en las aguas del mar de Barents. El ingenio será puesto en órbita por un cohete Volna, un derivado de los antiguos misiles soviéticos. Sin combustible La nave, que no llevará combustible, se desplazará por el espacio empujada por la luz solar. No se trata, en este caso, de aprovechar el viento del cosmos, sino el flu-jo de partículas ionizadas que desprende nuestra estrella y que se extienden en todas las direcciones. Lo que realmente empujan las velas, en este caso, son los fotones de la radiación solar, que al chocar con ellas les transmiten buena parte de su energía. La sonda se abrirá una vez alcanzada la órbita adecuada para extender sobre el espacio ocho hojas de vela de forma triangular, cada una de las cuales mide quince metros de largo. En conjunto pueden alcanzar una superficie de 600 m 2 . Las velas, de apenas cinco micras de grosor y dispuestas como las aspas de un ventilador, están hechas de una fibra denominada mylar y cubiertas de una pátina de aluminio, un material que resulta extremadamente ligero y resistente. Los ingenieros que han desarrollado el prototipo pueden modificar automáticamente la posición de la nave para aprovechar mejor el empuje de los fotones y corregir su rumbo a conveniencia. Las velas no requieren combustible una vez estén en órbita. Aunque el impulso que genera la luz solar es muy pequeño, dura mucho tiempo. Con aceleraciones pequeñas pero prolongadas se pueden alcanzar enormes velocidades, mucho mayores incluso que las de los cohetes. Si el experimento funciona, la nave podría lograr una velocidad de 16.000 kilómetros por hora. Sin embargo, Cosmos I es sólo un prototipo cuyo único objetivo es demostrar la viabilidad de la nueva tecnología y abrir, de paso, una nueva era espacial. Los retos mayores los deparará el futuro. Por otra parte, al cumplir dos meses de su llegada a la dirección de la Nasa, el respetado científico e ingeniero Michael Griffin se dedica a cumplir su promesa de los primeros días: abocarse a una reforma profunda de la agencia espacial estadounidense y de sus estructuras. Ya se ha anunciado la salida de algunos altos funcionarios como la de Craig Steidle, un administrador adjunto que en 2004 fue nombrado jefe del nuevo departamento de sistemas.

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