Diario de León

Una violación por honor

El Tribunal Supremo de Pakistán revisa el caso de los agresores de una mujer que fueron absueltos tras violarla para salvar el honor de otra joven seducida por su hermano menor

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efe | islamabad

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El Tribunal Supremo de Pakistán revisa desde ayer el caso de una mujer que fue violada por «honor», después de que sus supuestos agresores fuesen absueltos en marzo tras haber sido condenados a muerte. Mujtara Mai fue violada hace tres años debido a una venganza entre clanes, por las supuestas relaciones entre un hermano suyo, de doce años, y una niña de la otra familia, una «ofensa al honor» que la asamblea local recomendó que se «lavase» con su violación por un grupo de hombres del otro clan. En marzo pasado, la mujer presentó un recurso ante el Supremo después de que la Corte de Apelación de Multán, en la provincia paquistaní de Punjab, absolviera a cinco de los seis condenados a muerte en julio del 2002 por un tribunal local y conmutara la pena del sexto por cadena perpetua. El Tribunal Federal Islámico, la máxima instancia religiosa del país, suspendió posteriormente las resoluciones de la corte local y de la de apelación de Multán, y señaló que se haría cargo del caso. Sin embargo, días después, el Tribunal Supremo, superior en jerarquía al religioso, decidió tomar el caso en sus manos y tendrá la decisión final sobre este caso, que se ha convertido en un símbolo de la lucha contra la discriminación de las mujeres en Pakistán. Imagen del país El presidente paquistaní, general Pervez Musharraf, ordenó la confiscación del pasaporte de Mai, debido a que había sido invitada por una ONG para hablar de su caso en Estados Unidos, lo que el jefe del Estado consideraba que podría dañar la imagen del país. La mujer ha manifestado su esperanza de que le devuelvan su pasaporte al término de este juicio en el Supremo. Miles de mujeres se han manifestado durante los últimos meses en Pakistán en contra de la absolución de los cinco acusados de la violación de Mai, cuyo caso ha sido seguido de cerca por los medios locales e internacionales. El pasado diciembre, el Parlamento de Pakistán aprobó unas enmiendas al Código Penal para endurecer las penas por los «crímenes de honor», que previamente apenas estaban castigados en la legislación del país, de carácter islámico. Pese a que la Constitución de Pakistán garantiza la igualdad de mujeres y hombres ante la ley y el país ha ratificado el Convenio Internacional para la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación de la Mujer, las agresiones a niñas y mujeres son abundantes y su indefensión es prácticamente total. Según las tradiciones islámicas vigentes en Pakistán, una mujer puede «deshonrar» a su familia por tener un amigo varón, casarse con un hombre no elegido por sus parientes, tratar de divorciarse, no ofrecer una dote «adecuada» antes del matrimonio, mantener una relación extramatrimonial o, simplemente, por hablar con un hombre. En el año 2002 los casos de «crímenes de honor» denunciados en Pakistán fueron un millar, pero esa cifra, en opinión de los grupos que protegen los derechos de la mujer, «se queda muy corta».

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