Francia albergará el reactor que simulará la fusión nuclear del Sol

El sueño de conseguir una fuente de energía limpia e limitada empieza a tomar cuerpo. Después de cuatro años de disputas para decidir qué país será la sede del proyecto internacional de fusión termonuclear Iter, pugna en la que España se quedó en el camino, los seis socios que promueven la iniciativa decidieron ayer en Moscú que sea finalmente la ciudad francesa de Cadarache la que albergue la instalación, en detrimento de la candidatura japonesa de Rokkasho. Se trata del proyecto más ambicioso de la comunidad mundial después de la Estación Espacial Internacional. La construcción y explotación del reactor, que recreará en la Tierra de forma artificial las reacciones nucleares que se producen de forma natural en el interior del Sol, tiene un presupuesto de diez mil millones de euros, de los que Francia sufragará la mitad, mientras que el resto de los socios -la UE en conjunto, Rusia, Japón, China, Corea y Estados Unidos- pagarán el resto a partes iguales. Japón, que finalmente cedió en su pugna con Francia, logra a cambio importantes contratos industriales vinculados a la construcción del reactor y se garantiza un 20% del personal que trabajará en el proyecto. España, que había presentado la candidatura de Vandellós, pero que la UE rechazó en favor de Francia, tampoco saldrá mal parada. Según el acuerdo alcanzado en su día como con-rapartida a la renuncia española, Barcelona albergará la sede legal europea del proyecto Iter. Un director será español La Agencia Europea de Fusión, denominación que ha recibido la entidad, iniciará sus actividades a finales de este año y contará con 2.000 millones de euros para ocuparse de los concursos para la contratación de material, instalaciones y desarrollos industriales y tecnológicos que se precisen. España también nombrará a uno de los dos directores europeos del Iter. El proyecto Iter, palabra que en latín significa camino, pretende convertirse en la vía de futuro para la consecución de una fuente energética inagotable, con capacidad para librar al mundo de la tiranía del petróleo, y limpia, que no genere emisiones contaminantes a la atmósfera.