Pollos hembra de águila imperial ibérica para repoblar Doñana
La Consejería de Medio Ambiente de Andalucía, en colaboración con el CSIC, comenzó el año 2001 un proyecto para repoblar distintas zonas de esa comunidad (Sierra Morena, Sevilla, Cádiz) con pollos de águila imperial ibérica, al objeto de incrementar su reducida población, habiéndose logrado duplicar el número de parejas reproductoras hasta llegar a las 50 censadas en la actualidad. Ahora, los esfuerzos se centran en el Parque Nacional de Doñana, donde se han contabilizado menos de una decena de parejas. En este sentido, en las últimas semanas se han trasladado tres pollos procedentes de Jaén, que han sido instalados en nidos artificiales con el objeto de que se fijen en ese territorio. Los nuevos inquilinos son criados siguiendo el método Hacking, consistente en hacerles creer que han nacido en el nuevo asentamiento. Para ello, crecen sin entrar en contacto con los seres humanos de forma que cuando comienzan a volar hacen cortos desplazamientos para volver al nido a alimentarse, lo que les crea dependencia, hasta que al cabo de varias semanas comiencen a dispersarse por el Parque. La población de Doñana, al igual que en el resto de España, se ha venido reduciendo por la escasez de conejos, su principal fuente de alimentación, los cebos envenenados y la escasez de hembras, lo que incrementa el número de machos incapaces de reproducirse. Los biólogos calculan que sólo son hembras la quinta parte de los pollos nacidos en el Parque Nacional, estando previsto trasladar anualmente tres pollos hembras procedentes de otras zonas con mayor nidificación. El águila imperial ibérica se encuentra entre las aves de presa más amenazadas del planeta, junto al pigardo de Steller (Asia), el cernícalo de Isla Mauricio y el águila monera de Filipinas. Según los expertos, la especie ha iniciado un lento proceso de recuperación gracias a la Estrategia de Conservación que se realiza a nivel nacional, habiendo superado actualmente la barrera simbólica de las 200 parejas reproductoras, distribuidas entre las Comunidades de Castilla-La Mancha, Andalucía, Extremadura, Madrid y Castilla y León. Los especialistas advierten que la recuperación se puede interrumpir si cesan las medidas de conservación que se están aplicando, entre las que destacan la disminución de mortalidad por electrocución, venenos y disparos; la conservación de áreas con conejo abundante; la implicación de propietarios y gestores de fincas en la conservación de la especie, y el aumento de la productividad.