Diario de León

CRÉMER CONTRA CRÉMER

Que llueva que llueva, oh Virgen de la Cueva

Publicado por
VICTORIANO CRÉMER
León

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ESTÁ CLARO QUE NO LLOVERÁ en todo el verano y que nuestros campos se convertirán en dunas en donde la culebrilla serpentina tiene su residencia. Como da la feliz circunstancia de que días pasados y siguiendo el guión festivo, le dio por caer agua del cielo, cuando los poetas se disponían a celebrar la magia de la fecha de San Juan en la solemnísima claustra de la Catedral, habrá que incorporar en casos de emergencia, a los poetas para que llueva, en lugar de sacar los pendones de las rogativas y traerse a hombros la Virgen del Camino Reina y Madre, para que nos conceda la gracia santa de la lluvia. La señora ministra, Narbona, intenta templar los ánimos asegurando que todo está previsto, hasta la pertinaz sequía y que se cuenta con un dispositivo hidráulico como para hacer navegables el Bernesga y el Torío. Pero el pueblo, escéptico por naturaleza y experiencia levanta la mirada hacia el cielo, mete la mano en la tierra seca y le sugiere a la señora ministra que se dedique a zahorí, a ver si de le da mejor que lo de ministra. Y es que como si tuviéramos bastante con esta sequía que amenaza con convertir los campos fértiles en páramos resecos aptos solamente para camelleros, nos informan que los superintendentes europeos de Bruselas van a limitar nuestro cupo de azúcar de tal manera que para ver una remolacha azucarera habrá que escribir al Mercado Común, que ¡ay! como se comprueba, es el menos común de los mercados. Como da la circunstancia de que no dispongo de conocimientos técnicos suficientes para debatir el problema con los técnicos europeos, le sugiero a Chencho, que es de La Bañeza, que nos explique a qué grados de catastrofismo hemos de llegar los leoneses para que nos sea posible confiar en la Providencia, en la Virgen de la Cueva o en la ministra Narbona. Porque si nos quedamos sin fábricas molturadoras de remolacha, sin azúcar y sin agua, a ver qué coña va a ser de nosotros. Para consolarnos quizá, uno de nuestros corresponsales más avispados, sin duda para reanimarnos, nos informa que impartimos material humano a la Europa del mercado en proporciones tales que si no encontramos medios de retener a los indígenas en sus tierras de origen por falta de agua, de azúcares y de remolachas, llegará un día, una etapa, una era en la que todos los leoneses procedan de Marruecos, del Ecuador, de Rumanía, de Rusia y hasta de Venezuela, como las actas para el esclarecimiento del misterio de las elecciones gallegas. No llueve, virgencita de la Cueva, y a este paso nos van a comer los bichos hambrientos, mientras los insignes, ilustres, beneméritos y saludables representantes legales o tránsfugas andan que pierden el culo tendiendo puentes para los ríos que no van a dar a ninguna parte, por falta de agua. No lo digo para mal, sino para el mejor servicio a León que es mi pueblo de ciencia y de paciencia, pero convendría que efectivamente, tal como algunos ediles piensan para conseguir aumento de sueldos, se formalizara la formación de mesas analíticas municipales, provinciales y de lo que sean para que los organismos, antes de organizar tiberios para el cultivo del ocio pensaran en la mejor forma de retener el agua de lluvia que la Virgen de la Cueva nos manda. Y que de los puentes se encarguen los ingenieros.

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