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El principito negro de Mónaco

El príncipe Alberto II de Mónaco ha reconocido públicamente la paternidad de un niño de 21 meses que nació de su relación con una azafata de vuelo franco-togolesa

Publicado por
Fernando Iturribarría - parís
León

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Al término de los tres meses de luto oficial por la muerte de Rainiero III, el príncipe Alberto II de Mónaco ha reconocido la paternidad de un hijo de 21 meses fruto de su relación con una ex azafata franco-togolesa. «Asumo completamente mis responsabilidades y garantizaré la parte que me corresponde en la educación de este niño, atento a su futuro y a la protección de su derecho a una juventud normal, al abrigo de la curiosidad mediática», declara el nuevo soberano, que será entronizado la próxima semana, en una entrevista concedida al semanario Le Monde 2. Alexandre Eric Stéphane nació en el anonimato de un hospital de París el 24 de agosto del 2003. Su madre, Nicole Tossoukpe, había conocido a Alberto Grimaldi el 13 de julio de 1997 a bordo de un vuelo Niza-París en el que trabajaba como azafata. La relación, forjada en cinco años de encuentros semiclandestinos, daba los últimos coletazos cuando la mujer telefoneó a Mónaco en enero del 2003 para explicar que se le había olvidado tomar la píldora y se encontraba embarazada del primogénito del principado. Tras verificar la sangre azul con un análisis de ADN en Suiza, el príncipe encantado reconoció la paternidad en una notaría parisiense a finales del 2003. Pero la asunción pública de la filiación no se ha producido hasta semanas después de que su alteza serenísima perdiera los nervios ante la revelación de la historia por la madre en la prensa del corazón. Un principito sin trono En sus declaraciones, el padre soltero se compromete a ver regularmente al pequeño y a que no le falte de nada. Según filtraciones periodísticas, la madre, de 33 años, recibe una pensión de 10.000 euros mensuales, vive con el que es su tercer hijo en una lujosa mansión de la Costa Azul valorada en dos millones y disfruta de otras prebendas, todo ello a cargo del jefe de los Grimaldi. Pero el principito negro no podrá acceder al trono. Una reforma constitucional, introducida en abril del 2002, evita tener que rebautizar Montecarlo como Montenegro. En el paraíso del blanqueo sólo se contempla la descendencia directa y legítima, es decir, en el marco del matrimonio católico, conforme a la religión oficial del micro-Estado. Eso sí, el niño, que tampoco llevará el apellido Grimaldi, tendrá derecho a la herencia al igual que sus posibles hermanastros. «Tranquilos, me voy a casar», anuncia a sus 47 años el recalcitrante soltero de oro. «Permítanme que vaya a mi ritmo», implora. Al dar este paso, Alberto, que dice tener la «intención» de casarse y de fundar una familia, pone fin a las especulaciones a tan sólo seis días de su entronización para los habitantes de La Roca (la ceremonia internacional que ha sido fijada para noviembre), en la que expondrá sus objetivos para el Principado. Nueva etapa de Mónaco Quiere que su etapa está marcada por «la moral, la honestidad y la ética», y avanzó que se rodeará de un equipo de gente de su generación, por lo que pedirá que el día 13 dimitan todos los colaboradores del Palacio, salvo el Gobierno, «por el momento». Dijo que luchará para que Mónaco «sea irreprochable» y deje de ser asociado al blanqueo de dinero, y abrirá una reflexión sobre el secreto bancario porque no quiere que sea «un obstáculo a nuestra exigencia de ética y de clarificación del sistema».

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