Volcanes submarinos pueden aumentar el efecto invernadero Agricultura extensiva y deforestación causan desajustes en el clima La desaceleración de la corriente del Golfo hace caer la temperatura

Los científicos advierten que los volcanes submarinos que expulsan lodo y metano suponen un peligro medioambiental ya que este último está relacionado con el efecto invernadero. Este gas procede del interior del planeta y durante la erupción se dispersa junto con gran cantidad de agua caliente cargada de productos químicos. Estas fuentes geotermales albergan un ejército de bacterias capaces de alimentarse de una pequeña parte del metano. El resto, permanece en el agua y parte se convierte en dióxido de carbono, que entra en el ciclo vital a través del fitoplancton. Las investigaciones se centran en cómo medir cuánto llega a la atmósfera, lo que puede ser un problema añadido a la delicada salud del planeta. Según un estudio realizado en Estocolmo, la producción agrícola extensiva, la deforestación y el abuso del riego pueden ocasionar desajustes en los ciclos climáticos. Tras comparar cómo era la Tierra antes y después de que el hombre comenzara a cultivar, los científicos concluyen que ha cambiado el flujo de vapor que sube a la atmósfera por la evaporación del agua y que al enfriarse se convierte en nubes. En concreto, han podido estimar que la sobreexplotación agrícola ha provocado deforestación e irrigación masiva ocasionando un descenso de tres millones de metros cúbicos de evaporación al año. Expertos de la Universidad de Cambridge concluyen en un estudio que las columnas de agua helada de Groenlandia, una de las impulsoras de la corriente del Golfo, han reducido su fuerza y pueden originar en los próximos años una desaceleración de esa corriente y, paradójicamente, enfriar las temperaturas en gran parte de Europa. Afirman, además, que el debilitamiento de la corriente del Golfo puede provocar antes del año 2080 la fusión completa en verano de la capa de hielo ártico, lo que provocaría la desaparición de especies como el oso polar. Los científicos han descubierto que la capa de hielo polar ha perdido un 46% en los últimos veinte años.