Diario de León

CRÉMER CONTRA CRÉMER

Otra vez será

Publicado por
VICTORIANO CRÉMER
León

Creado:

Actualizado:

DE VERAS, lo siento. Toda mi familia, incluyendo primos, habíamos convenido en que no existía otra proposición para la celebración de los juegos olímpicos previstos para el 2012 que Madrid, o sea, la capital de España, incluyendo Cataluña, Galicia y Bilbao. Lo siento de verdad, porque los españolitos, madre, habíamos puesto en la empresa sangre, sudor y oro de Las Médulas. Y no pudo ser. Se manifestó por el resultado que nuestra amplísima embajada, en la cual había de todo, no había tenido la fuerza de persuasión suficiente como para derrotar en buena lid a la Francia de la Grandeza ni a la Gran Bretaña de Trafalgar. Fuimos al fin vencidos no por la perfidia y las malas artes del perjuro Sinón, líbrenos Dios de sugerirlo, sino porque los distinguidos señores del jurado de Singapur no se dejaron ganar la voluntad por las apariencias colonistas de la España una grande y libre. Y aquí fue Troya, aquí mis desventuras que no mi cobardía llevaron mis alcanzadas glorias y el gran jinete de La Mancha, se recobra de sus aflicciones y quebrantos elevando el corazón a su dulce compañera de sueños y esperanzas, doña Dulcinea la del Toboso. Lo siento, compañero del alma. Nosotros merecíamos mejor trato y si felicitamos a la Gran Bretaña no es porque sintamos de verdad el alborozo que acompaña a todas las victorias, sino porque el protocolo impone que a caballero triunfante, la gloria por delante. Nos cabe a los españolitos la derrota y el sentimiento plenario de haber cumplido con nuestro deber y de haber puesto en el asador todas nuestras magras carnes. Pero no pudo ser. Y resolvemos volver a casa, con la cara y el corazón bien a la vista para que quede constancia de nuestros esfuerzos y de nuestra enormísima voluntad de asombrar a los pueblos. Porque España o es tierra para los grandes asombros, como cuando se decidió a cruzar el charco para dar con las Américas o es pueblo encendido en la santa mística de las grandes derrotas. Pero ni en una situación ni en ninguna otra podrá decirse que vieran hundida la firmeza creadora de un país capaz de resucitar de sus propias desventuras, como el Ave Fénix. Hombre, pues verá usted, qué quiere que le diga, algo y aún mucho nos ha dolido el enorme sacrificio que para nosotros los españolitos de la diáspora eterna hemos sufrido por alcanzar la pretendida gloria. Pero no pudo ser. En la aventura habíamos puesto todos los dineros sobrantes, todos los entusiasmos en llamas, todas las grandezas activas. No faltaron a la cita ni los Reyes ni los vasallos, y los figurantes de todos los juegos y los políticos de todas las previsiones, incluso las fallidas, y todos los pertenecientes a la copiosa nómina de la Prensa, habíamos enviado nuestra más ilustre representación, con gastos pagados y puesto a la lumbre. Regresan vencidos pero no humillados... Otra vez será, pero tampoco es cosa de hacer las cuentas de la vieja y sacar la desoladora conclusión de que mediante el dinero empleado en el intento España, o séase, nosotros, los ilustres derrotados, hubiéramos podido saciar algunas necesidades y hasta inventar algo para asumir la responsabilidad de esos dos millones de trabajadores sin trabajo que andan solos por el monte. Tampoco es para rompernos el vestido, que más se perdió en Cuba y aquí estamos los supervivientes pensando en otros juegos olímpicos en los cuales inevitablemente seremos vencedores. Amén.

tracking