| Visto y oído |
En busca del principio de un fin
Benamariel por la integración Qué mejor destino para pasar unas vacaciones que la provincia de León. Esto fue lo que propuso la asociación francesa Los espacios abiertos , creada y animada, hace ya quince años, por profesionales del sector social especializado en acompañar a adolescentes y adultos discapacitados mentales. Este año eligieron como destino de su viaje estival el pueblo leones de Benamariel. Consiguieron una casa en la urbanización de Las Eras de Benamariel, gracias a la ayuda de Emilio Rubiera y de su hija María, miembro de la asociación. Nicolás Ramírez e Ingerborg G. son los dos educadores que les acompañan en este viaje. El grupo formado, por cinco aventureros, de aproximadamente treinta años, ya había viajado antes a lugares como Túnez o Nueva York, además de ir a destinos propuestos por ellos mismos como Panamá, donde visitaron a los indios Cuna, o Portugal, propuesto por Sandrita, que es de origen portugués y quería conocerlo mejor. Según ellos «en España la gente es más acogedora y simpática que en París», lo cual les facilita poder salir solos a tomar un café o a por cigarrillos. Esto les da una cierta independencia», asegura María. «Tenemos un acompañamiento adaptado, mezclamos diferentes grados de minusvalía para que los más indefensos puedan tener provecho de los que tienen más autonomía», dice Nicolás Ramírez, que hace también hincapié en la dificultad de encontrar lugares de residencia para estas personas, ya que a al gente le cuesta alquilar una casa a discapacitados por miedo a desperfectos. «Lo esencial para nosotros es conseguir una mirada mas tolerante, es conseguir hablar de integración», remata Nicolás Ramírez. Víctimas de la historia Entre los municipios de Polvoredo y Burón, en el Pozo Granero, se reunieron el pasado domingo, en la montaña leonesa, antifascistas y militantes de asociaciones como AGE, Foro por la memoria de León, Aerle y Asturias por la memoria, entre otras, para homenajear a quienes allí fueron víctimas de los asesinatos fascistas por la Guerra Civil. En una convocatoria preparada por la Asociación Pozo Grajero los asistentes realizaron una ofrenda floral en la placa que recuerda a las damnificados que eran arrojadas a una fosa común de esta montaña leonesa. Los lanzaban vivos y si no morían del impacto les remataban con una granada. Sólo hubo un superviviente que logró salir del pozo días después, con la ayuda de un pastor y anudando los cinturones de los cadáveres de sus compañeros. Tras la ofrenda floral, se hizo una asamblea en la que hablaron los distintos representantes de las organizaciones. Finalmente se hizo una comida campestre en lo alto de la montaña donde se recordaron los crímenes del fascismo y se manifestó el interés de estas organizaciones por cambiar la sociedad, como antaño lo intentaron otros.