Especies foráneasde peces, moluscosy crustáceos amenazan a la fauna autóctona
El Mediterráneo, al ser un mar casi cerrado, renueva sus aguas cada cien años, por lo que los impactos ambientales persisten a lo largo del tiempo y tarda mucho en recuperarse. Un aumento de la temperatura, por ejemplo, además de suponer un cambio para las condiciones oceanográficas, provoca un reequilibrio ecológico con la llegada de especies exóticas. En este sentido, los científicos de la NASA han detectado que el incremento térmico del agua del Mediterráneo es hasta cinco veces superior al del resto de los mares y se han puesto en contacto con la Facultad de Ciencias del Mar de la Universidad Católica de Valencia, para conocer su incidencia sobre la flora y fauna. Según afirman los investigadores españoles, cuando se produce la incorporación de especies foráneas, bien por el Estrecho de Gibraltar, bien por el Canal de Suez, hay una reorganización de la fauna marina y las nuevas especies pueden adaptarse o no al nuevo medio. Los nuevos inquilinos también pueden incorporarse a través del casco y del agua de lastre de los barcos, los acuarios o la acuicultura. No obstante, hay que distinguir las especies que se incorporan durante los meses de verano, y que con la llegada del invierno desaparecen. Desde hace unos años, con el agua del mar más caliente, las especies invasoras compiten con las autóctonas hasta el punto de que los análisis realizados por los biólogos españoles reflejan que un 40% de los gusanos de mar detectados en el Estrecho pertenecen a especies invasoras. En la actualidad, los biólogos han detectado en aguas del Mediterráneo un total de 90 especies de peces, 140 de moluscos y 60 de crustáceos, de los que el 60% se han adaptado a las nuevas condiciones. Además, muchas especies mediterráneas han desaparecido como sucede con la estrella de mar. Con la flora sucede algo similar, como sucede en Baleares con algas que están desplazando a las praderas de posidonia. Advierten, además, que la desaparición de la fauna marina autóctona puede afectar los recursos pesqueros, por lo que es necesario controlar la incorporación de especies exóticas. En este sentido, indican que se han encontrado morenas, congrios y centollos que no son propios de este mar y que se está produciendo un declive en las poblaciones de mero o lapa, muy sensibles tanto a los cambios de temperatura como a los vertidos.