La prestigiosa revista, referencia internacional del mundo científico, celebra su 125 cumpleaños
Science reflexiona sobre las grandescuestiones científicas sin resolver Descubren el significado de un antiguo y misterioso manuscrito ¿Seremos inmortales?
La publicación plantea 125 preguntas a las que el hombre sigue sin encontrar respuesta
El 3 de julio de 1880 vio la luz el primer número de la revista Science. Eran poco más de una decena de páginas dedicadas a analizar la posibilidad de ferrocarriles impulsados por energía eléctrica y la importancia de estudiar el cerebro animal. Desde entonces, científicos de primera fila como el físico Albert Einstein o el astrónomo Edwin Hubble utilizaron la revista para divulgar sus descubrimientos, haciendo de ella una de las publicaciones científicas más prestigiosas. Para celebrar su 125 cumpleaños, la publicación ha seleccionado otras tantas reflexiones sobre las mayores interrogantes de la ciencia que tratan de aportar soluciones o encontrar las metodologías para intentar responderlas en los próximos 25 años. Marcan la diferencia entre el conocimiento y la ignorancia. Según Donald Kennedy, su editor, las hay que abordan algunos de los más grandes y los más pequeños fenómenos del Cosmos. Puede que parte de ellas se quede sin contestar pero, al intentarlo, nuestro conocimiento y la sociedad avanzarán. Se han seleccionado algunas de las que nos han parecido más interesantes. Sin explicación En un artículo sobre la materia que compone el universo, la revista hace un recorrido por los descubrimientos de Copérnico, Kepler o Newton para preguntarse ¿de qué está hecho? Los elementos visibles que componen estrellas y galaxias constituyen menos del 5% de la materia del Universo y las partículas de origen desconocido suponen un 30%. ¿Qué pasa con el resto, es decir, lo que los científicos llaman «materia oscura»? ¿De qué está compuesta? La ciencia tampoco ha podido explicar cómo se han podido convertir en planetas las nubles de polvo y gas. Sólo en nuestra galaxia hay cien mil millones de estrellas y miles de galaxias observables. Los astrónomos han conseguido identificar 150 planetas en otros sistemas solares. En la actualidad, son pocos los que dudan de la existencia de vida fuera de la Tierra, aunque no tiene por qué ser como la concebimos. ¿Cuándo tendremos la tecnología adecuada para encontrarla? Desde hace medio siglo los científicos tratan de ponerse de acuerdo para responder a cómo y cuándo empezó la vida en la Tierra, aunque parece claro que las primeras formas vivas aparecieron hace unos 4.500 millones de años. Muchos buscan la respuesta en Marte, lo que podría significar que la vida ha podido viajar por el espacio a bordo de un meteorito que impactó en nuestro estéril planeta. Aunque los geólogos mantienen la teoría de que el interior de la Tierra tiene capas como una cebolla y que en el núcleo hay roca y hierro fundido, se desconoce su temperatura, cómo funciona o si existe algún tipo de vida en su interior. Desde Science se afirma que antes de mediados de siglo puede haber respuestas concretas. Cuando los biólogos descubrieron la secuencia del genoma humano se llevaron la sorpresa al comprobar que tenemos «sólo» unos 25.000 genes, los mismos que muchas plantas y pocos más que los gusanos o la mosca del vinagre. La forma en que están regulados, cómo se comportan y cómo coincide todo para que el resultado sea la formación de un ser completo siguen siendo incógnitas que aún no ha podido revelar la biología. El cerebro almacena experiencias, historias, conocimientos y millones de informaciones que usamos cuando las necesitamos. La memoria hace que cada uno de nosotros sea único, pero nadie tiene los mismos recuerdos y tampoco se sabe cómo funciona. Además, ¿cuál es la base biológica de la conciencia? Aunque Descartes sostuvo que mente y cuerpo son entidades separadas, ahora se afirma que todo lo que sucede en la mente procede de procesos que tienen lugar en el cerebro. La investigación apenas ha comenzado y hay por delante un mundo por descubrir. Un grupo de especialistas ha descubierto un misterio que perseguían desde hace años. El llamado manuscrito de Voynich había sido considerado como «un libro de otra galaxia», pues está escrito en un lenguaje totalmente desconocido, con letras raras, pero profusamente ilustrado con imágenes de plantas y escenas extrañas, nunca vistas en la Tierra. Desde que fue descubierto en el siglo XVI, centenares de expertos han tratado de descifrar su significado sin conseguirlo. Algunos dijeron que se trataba simplemente de una broma, pues no parecía probable que contuviera claves lingüísticas tan complicadas que nadie fuera capaz de descifrarlas. Ahora, un investigador británico ha descubierto un medio de reproducir esas claves a partir de técnicas del siglo XVI. Los primeros resultados parecen indicar que, en efecto, el manuscrito no es más que una broma, posiblemente debida a Edward Kelley, famoso aventurero de la época isabelina. El doctor Gordon Rugg, profesor de informática en la universidad de Keele, Inglaterra, en colaboración con la doctora Joanne Hyde, han desarrollado un método para repasar problemas difíciles que han quedado sin resolver. En su tiempo libre, Rugg trató de descifrar el manuscrito Voynich para probar el método. Los dos investigadores pretenden utilizar la técnica para resolver problemas de medicina o de tecnología. En un artículo sobre el manuscrito publicado en la revista Cryptologia se dice que, en efecto, la explicación más probable es que sea una broma, aunque eso no se puede demostrar científicamente. Los autores del artículo dicen que la solución depende del trabajo de otros investigadores, aunque su método ha servido de punto de partida. «Lo más importante es que estos resultados van tener consecuencias para nuestra búsqueda de soluciones a otros problemas considerados como irresolubles», dice Rugg. Sin embargo, el misterio no ha terminado, pues todavía quedan preguntas sin responder. Una discípula de Rugg sigue investigando, de modo que habrá que estar pendiente de sus resultados por si todavía cupiera alguna sorpresa. Los dinosaurios dominaron la tierra, el mar y el cielo durante 80 millones de años. Sigue sin saberse cómo se hicieron tan grandes, por qué y qué acabó con ellos de una vez. La Tierra desborda vida pero hay climas que favorecen la biodiversidad y otros que la reducen. ¿Qué hace falta para que nazca una nueva especie? ¿Por qué en el pasado hubo épocas de explosión de especies y otras sin que se produjesen? Aunque Malthus afirmó en 1798 que el crecimiento de la humanidad estaría controlado por el hambre, la guerra y las enfermedades, la población mundial se ha duplicado en dos siglos. Los científicos se preguntan si podremos evitar las catástrofes con la adopción de nuevos patrones de consumo y desarrollo. En 1997, y a la edad de 122 años, murió en Francia el ser humano más longevo que nunca se haya documentado. Un caso excepcional ya que sólo una de cada 10.000 personas supera la centuria. Sin embargo, los biólogos creen que su caso dejará de ser una rareza. Los estudios realizados en ratones, gusanos y hongos apuntan a que se puede ralentizar el envejecimiento humano. Sin embargo, muchos científicos defienden que la expectativa de vida es más o menos fija. Aunque se sabe que la alimentación juega un importante papel y que la reducción del aporte calórico alarga la vida de los ratones hasta en un 50%, lo cierto es que se produce a costa de su fertilidad.