Tipo turrión

QUIEN por los suyos sale, honra merece. A Vicente García se la dieron en su día levantándole una estatua por unanimidad al poco de morir y se la vuelve a merecer porque su invento, el redentor invento del agua, cumple ahora cien años. Es la Presa de la Plata que llevó el oro líquido desde Selga hasta Santa María de Ordás. Era la cosa un imposible, no había forma técnica capaz de que el agua anduviera por las pindias laderas de esquistos pizarrosos que median entre las dos localidades. Eso era lo que sistemáticamente decían los técnicos de diputaciones y fomentos cuando estrenándose el siglo XX, Vicente, secretario de Santa María, se empeñó en demostrar lo contrario. ¿Cómo que no? Y a ello se puso. Le encargó a un carpintero del contorno -creo recordar que era de Callejo, según se comentaba en mi casa- un caballete de topografía arcaica utilizado por los romanos para ir sacando cotas y niveles. El artilugio debieron copiarlo de alguna enciclopedia o almanaque y, transportado el armatoste a lomos de un jumento, allá se fueron el secretario y su secretario el de las puntas a pesquisar las posibilidades de hacer resbalar el agua por aquellos vericuetos. La cosa requirió duros, aportaciones vecinales en contribuciones de cobre y de manos, todos a purrir (aunque hubo el sistemático atravesado que se opuso, pugnó, se encabritó y... después se quedó sin agua cuando la redención se hizo). Costó mucha labor y acarreos ir tallando la presa y amurarla con lajas encuadernadas. Y perfecta quedó. Un siglo de borbotón perpetuo la contempla. En Sorríos hace un ensanchamiento que es la mejor piscina que jamás soñaron en aquellos secarrales altos, mejor que el río traicionero, y allí se bautiza lo veranos Juan, que no Joan, el hijo de Fer. Presa de la Plata, nombre guapo, buen color para pintar un horizonte que en todos estos pueblos era un tanto garbancero, de urzal y roblón tozo. El próximo sábado se conmemorará oficialmente este centenario ante la estatua de San María (en realidad la presa funcionó desde 1903), pero la inauguración oficial no tuvo lugar hasta 1905 (las autoridades de entonces iban en burra mental y no asomaban por estos pueblos hasta que se anunciaban elecciones o había que cosechar méritos de otros). La gente que se enamora del agua me cae bien.