Los paisajes que labra el tiempo

Dentro de los Parques Naturales de Castilla y León, el siguiente destino es el del Lago de Sanabria, en Zamora. Situado a 1.000 metros de altitud, con un volumen de 108 hectómetros cúbicos, una profundidad media de 35 metros, y rodeado de bloques de granito y bosques de roble, es el mayor de la Península y el único de origen glaciar. En la localidad de San Martín de Castañeda y en un monasterio cisterciense del siglo XII, se encuentra la Casa del Parque donde se muestra al visitante las características de esta riqueza natural. El Parque alberga cerca de 200 especies de vertebrados así como gran variedad de especies vegetales, algunas de ellas reliquias de la época glaciar. La abundancia de arroyos, manantiales, lagunas, turberas y zonas encharcadas permiten la presencia de una flora acuática característica de estas aguas limpias, ácidas y escasamente mineralizadas. Entre estos ambientes húmedos destacan las turberas, masas de musgos que retienen el agua y la ceden poco a poco a lo largo del verano, contribuyendo al mantenimiento del escaso caudal de los arroyos durante esta época del año. El roble es el bosque dominante y parte importante en la economía doméstica sanabresa al proveer de leña y estructuras para las casas. Jun a él, castaño, abedul, serbal, acebo, enebro y tejo. Disfrutar del silencio Que la comarca de Los Arribes del Duero (al oeste de Zamora y Salamanca, en la frontera con Portugal) haya estado secularmente separada de las principales rutas de intercambio económico, ha favorecido su excelente salud ambiental. Los magníficos cañones excavados por el río antes de adentrarse en tierra portuguesa contrastan con las llanuras escalonadas y la presencia de centrales hidroeléctricas. Mientras la llanura se destina al cultivo del cereal, en el «arribe», gracias a sus características topográficas y climáticas, unido a la acción del hombre, es posible ver cultivos mediterráneos impropios de esta latitud (olivo, vid, almendro, frutales). Los cortados rocosos constituyen el biotopo más característico del Parque Natural en el que se localiza la mayor riqueza faunística. El mayor número de vertebrados corresponde a las aves, entre las que destaca la inconfundible cigüeña negra, cuyos escasos ejemplares anidan en roquedos de peligroso acceso, lo que unido a su recelo ante la presencia humana hace muy difícil su localización. También en Salamanca, se encuentra un enclave mágico, de incomparable belleza y riqueza cultural, puesta de manifiesto en su arquitectura, tradiciones, gastronomía o folklore. La paz, el silencio y la tranquilidad que se busca en las montañas, se manifiestan de forma particular en el Parque Natural de Las Batuecas-Sierra de Francia. Los ríos y manantiales han labrado valles estrechos y profundos en los que se desarrolla una abundante vegetación a base de robles, encinas, alcornoques y castaños, además de bosques de alisos, fresnos o sauces. Entre la fauna, destacan las poco más de veinte parejas de buitre negro, que suelen anidar en viejos enebros, y la reintroducida cabra montesa. El lugar más emblemático es el valle de Las Batuecas, en el que se alza el convento levantado en 1599 por los carmelitas descalzos. Bordeando el muro de piedra que lo rodea se puede realizar un tranquilo e interesante paseo junto al río y descubrir refugios con pinturas rupestres que indican la presencia humana de hace más de 3.000 años. Siguiendo la falda de la montaña, sin perder el sendero, se llega a una cascada, conocida como El Chorro, de 35 metros de altura.