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Publicado por
LUIS ARTIGUE
León

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DENTRO DE MUCHOS años esta ciudad se dará cuenta de que, en la nómina de los grandes dinamizadores culturales que nos han ayudado a llegar hasta aquí como Antonio González de Lama, Antonio Gamoneda, Bernardino M. Hernando o Victoriano Crémer -por citar algunos- habrá de inscribirse el nombre de Alfonso García. ¡Ya lo verán! Ciertamente la cultura de verdad, la que nos acerca a las altas aspiraciones, los sentimientos y los sueños, ya que no suele ser rentable pero sí imprescindible necesita del empuje, la entrega y la fe humanística de ciertas personas de valía. Sí, necesitamos que quienes nos guían sean los que creen en esta tierra, en las posibilidades de sus gentes, en nuestro futuro, e intenten por eso ensanchar un poco nuestros límites espirituales y mentales como haciéndonos saber que en cada uno de nosotros comienza el más allá. Siempre necesitaremos la imaginación, las iniciativas, las llamadas de atención y el aliento de alguien conciente de que la cultura puede convertirnos en ciudadanos verdaderamente libres. En este sentido Alfonso García lleva muchos años contagiando la luz lunar de la cultura como profesor, como divulgador, como escritor, como lector y como director de entidades y foros culturales entre los que se cuentan El Filandón, el Instituto Leonés de Cultura y el Club de Prensa de este periódico. Siempre donde ha estado ha dado especial atención a la cultura de base, a los jóvenes, a los recién iniciados, y eso revela ya una comprensión profunda de lo que es una sociedad, y del papel cimentador que en ésta tiene la poesía, la novela, la música, el teatro, el arte, el cine¿ ¿Quién esparce la cultura nos ayuda a sentir o a caminar? Existen héroes en la Historia de los pueblos que, por su carisma y sus gestas, son recordados y pasan a formar parte de la mitología y la esencia colectiva. Pero hay también luchadores sencillos de grandeza íntima, de proezas secretas, de hitos cotidianos carentes de aspavientos. Se trata de héroes de andar por casa -hay quien los llama ángeles infiltrados- y suelen con frecuencia ser reconocidos y homenajeados sólo cuando mueren, pero esta vez no. ¡Existe la justicia poética! Esta vez los organizadores de las Jornadas Culturales de La Cepeda -María Beirán, Antonio Natal, Benito, Adela y compañía- le dedican hoy, en el Torreón de Pernía situado en el pueblo cepedano de Otero de Escarpizo, un merecido homenaje a ese guía de generaciones que es Alfonso García, gurú, puente, sustento, compañero del alma, compañero. Hablarán allí probablemente de su vida y de su obra y será como si hablaran de nuestra vida y nuestra obra pues así sucede siempre con la gente que trabaja con mucha dedicación. Sus amigos nos acercaremos pues hasta ese agreste pueblo -polvo, sudor y hierro- y le escucharemos, y nos alegraremos, y celebraremos el homenaje conscientes de que el terreno del reconocimiento es contiguo al terreno del agradecimiento, y el mundo de la cultura le debe reconocimiento y agradecimiento a este adorador de la palabra, a este hombre en el sentido hondo, a esta buena persona que, lo sepamos o no, ha hecho algo por nosotros. Existe gente que piensa en la cultura como una forma cómoda de ganarse la vida, pero también hay quien aún cree en ideales colectivos y lucha a su modo por ellos. De hecho, en mi opinión, los grandes valores que formaron parte una vez de la política actualmente se hayan mayoritariamente en la cultura, y por eso hoy reside en la cultura, y no en la política, la verdadera ideología. Sí, existe gente que cree en lo que hace y en porqué lo hace; gente que lucha día a día por un futuro mejor y cuya fe es nuestro latido, nuestra conciencia y nuestro ejemplo. Si en alguna parte existe un libro figurado en el que se recoge el nombre de estos héroes de andar por casa, sí, en él podrá leerse el de éste a quien hoy homenajean y debajo, a mano pero con letra firme, seguro que muchos de nosotros escribiríamos la palabra gracias.

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