Diario de León

Gente de aquí | El camino que lleva hacia Compostela

Solidaridad joven en verano

Yaiza, una hospitalera de tan sólo diez años, se ha ganado el afecto de las monjas que regentan el albergue de peregrinos de Bercianos del Camino al compartir con ellas sus días de asueto

Yaiza Quintana Cuadrado arregla las flores en la capilla del albergue de Bercianos del Camino Real

Yaiza Quintana Cuadrado arregla las flores en la capilla del albergue de Bercianos del Camino Real

Publicado por
Acacio Díaz - corresponsal | bercianos
León

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Cuando un peregrino se acerca al albergue, una hospitalera muy especial sale a su encuentro. Sin duda, su tierna infancia no le permite presentarse como tal pero, después de compartir varios minutos de conversación con ella, el visitante descubre que parte de su ilusión se centra en facilitar al peregrino algo tan requerido como un rincón de hospitalidad y descanso. La hospitalera ofrece al recién llegado agua con limón, una atención hacia todos los que se acercan al albergue. Este ofrecimiento se complementa con otros muchos desvelos, lo que reconforta al peregrino y hace que retome fuerzas para continuar hasta Compostela. Yaiza Quintana Cuadrado es el nombre de la protagonista de esta historia. Ella es la primera que corre a la puerta para recibir a los peregrinos mientras los demás celebran la cena comunitaria. Yaiza, de diez años, pasa sus vacaciones de verano en Bercianos del Real Camino, el pueblo de sus abuelos. El resto del año, vive en Barcelona, lugar donde reside y estudia. Las tareas Este es el segundo año que pasa Yaiza realizando labores de hospitalera, que combina con otros medios de diversión. «El día da para mucho», afirma y en su rostro se refleja ese sentir de felicidad puesto que, si bien sus labores son sencillas, no carecen de una valor que conviene tener presente, sobe todo en los tiempos que corren. El compromiso de Yaiza va desde facilitar agua con limón hasta sellar las credenciales de los peregrinos que llegan al albergue. Además, canta con las monjas que atienden este centro y se encarga de recoger las flores para arreglar la capilla. Un pequeño pero importante gesto que, sin duda, el peregrino agradece y que la pequeña disfruta realizando. «Me encanta y me encuentro muy a gusto colaborando con las monjas», comenta Yaiza. «La labor que realizo en el albergue me facilita el encontrarme bien con mi forma de ser. Además, cuando sea mayor espero ser yo la peregrina que reciba un trato similar al que aquí damos a las personas. Entonces, conoceré el camino en profundidad y, así, mi amiga Sandra y yo podremos recorrer la ruta hasta Santiago de Compostela», afirmó .

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