El láser resucita a los budas

De entre todas las imágenes que sintetizaron la brutalidad e intolerencia del régimen talibán en Afganistán, dos han pervivido en la memoria colectiva. El burka, que negaba tanto la identidad personal como los derechos básicos a la mujer, representa la opresión individual. La destrucción de un patrimonio común, la herencia de un pasado, la simbolizó por encima de todo la voladura de los budas del valle de Bamiyán. Los talibanes desoyeron todas las advertencias y reconvenciones, que llegaron de todo el mundo: el fulgor rojo de la barbarie desintegró en segundos lo que años de esfuerzo habían labrado y a la gigantesca presencia de las esculturas siguió el vacío. Cuatro años después de aquel atentado cultural, derrocado ya el régimen talibán, un artista ha propuesto no reconstruir materialmente aquel patrimonio, pero sí devolver su espíritu y su silenciosa dignidad al valle afgano. Hiro Yamagata, un japonés afincado en California, ha ideado un sistema de láser que permitirá dibujar con diversos colores las colosales estatuas. Yamagata revivirá las 140 imágenes sin rostro, que habían vigilado desde el siglo III la ruta de la seda, con haces de luz que harán retornar los budas a sus nichos. El proyecto contempla su resucitación virtual durante cuatro horas cada domingo. Pendiente de la Unesco La propuesta de Yamagata está pendiente del visto bueno de la Unesco -deberá confirmar que el láser no daña la superficie rocosa de la colina en la que se tallaron las esculturas- pero cuenta con todo el apoyo de las autoridades locales. El gobernador de la provincia de Bamiyán, Habiba Sarobi, considera que además de ayudarles a recordar cómo eran los budas, la atracción contribuirá a llevar turistas. Yamagata también ha prometido que Bamayán se beneficiará de alguna forma de los nueve millones de dólares que costaría su instalación. La energía necesaria para generar el láser se buscaría en sistemas eólicos y solares, que también alimentarían las aldeas del valle. El artista buscará mano de obra local para convertir en realidad sus ideas. Pero, por encima de todo, Yamagata confía en las bondades espirituales de su propuesta. «Mucha gente me dice que mi arte cura a las personas. Claro que les ayuda, pero lo importante es no hacerles daño», declaró. Yamagata es conocido en España, ya que su última instalación láser tuvo como superficie privilegiada la fachada del museo Gugghenheim de Bilbao. Allí se vio algo parecido a lo que desea llevar a Bamiyán, pero que, si finalmente se realiza, deberá aguardar al año 2007. Eso si se desarrolla con éxito el plan de pacificación y democratización de la zona.