De teólogo a profeta de grandes masas

El programa oficial que tiene que afrontar hasta el domingo el pontífice alemán, Benedicto XVI, estaba hecho a la medida de su antecesor. Y aunque Joseph Ratzinger ya ha expresado su deseo de que los futuros encuentros juveniles respondan a un marco más reducido, las Jornadas Mundiales de la Juventud que se están celebrando en Colonia constituyen una oportunidad única para poner a prueba, en terreno conocido, su capacidad mediática. La búsqueda de un tono más conciliador puede resultar además más fácil en su lengua materna, el alemán. Algo que respaldaba ayer en conversación telefónica con esta corresponsal su biógrafo, Peter Seewald: «El Papa es consciente de que desempeña un nuevo pa-pel, y ha sabido crecer en su nueva función desde que fue elegido, en abril». Este periodista, autor de La sal de la Tierra y Dios y el Mundo (basados en entrevistas con el entonces cardenal), inmerso ahora en la tarea de un nuevo manuscrito sobre Ratzinger, está convencido de que el pontífice ayudará a los alemanes a «reconciliarse con su propia identidad». «Para empezar ya ha conseguido mejorar la imagen de los alemanes en el mundo, y personifica mensajes positivos como la humildad, la humanidad o la alegría que proporciona la fe», añade este acérrimo defensor del pontífice bávaro. Un cambio mediático Nadie espera en esta ocasión que critique a los jóvenes, como hizo en calidad de guardián del dogma, al frente de la Congregación para la Doctrina de la Fe, en el Vatica-no. Acusaba entonces a los jóvenes de buscar el placer tan sólo en el consumo y la diversión, de ser materialistas y egoístas. Pero el otrora defensor de la doctrina, prefiere volcarse ahora en «el optimismo y la solidaridad», que despide la juventud.