Hubo graves problemas con el transporte y el suministro de las comidas
«Me hubiera gustado saludar a cada uno de vosotros», dijo el Papa a los jóvenes de Marienfield ante las dificultades para establecer un contacto más directo con ellos. Fue también una alusión a los fallos de la organización. El papamóvil no pudo pasar por todos los pasillos del recinto ya que faltaban vallas de seguridad, y muchos jóvenes se quedaron sin ver al Papa de cerca. Además, Benedicto XVI tuvo que pasar varios minutos en el vehículo porque el recorrido no estaba preparado. La organización Los problemas organizativos han sido muchos, entre ellos las comidas -hubo que pedir ayuda a varias empresas de comida rápida para abastecer a tantas personas- y los horarios -la cena se distribuyó a las seis, cuando muchos peregrinos aún no habían llegado-. «Nos ha ayudado la solidaridad de los otros que han compartido sus bocadillos», contaban miembros de la expedición gallega. Los fallos logísticos no sólo afectaron a los peregrinos más jóvenes. El sábado a medianoche, varios obispos y cardenales vagaban por el recinto esperando encontrar el autobús que los llevase a sus residencias.