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| Análisis | El balance del primer viaje de Benedicto XVI |

Ratzinger pasa su primer examen

Un joven sostiene una cruz, ayer en la explanada Marienfield

Publicado por
Úrsula Moreno - corresponsal | berlín
León

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El Papa abandonó ayer Alemania con la sensación de haber hecho los deberes. No sólo aprobó su primer baño de masas, sino que ha logrado disipar la desconfianza inicial de sus compatriotas. Aunque sin el carisma de su antecesor, y con un discurso mucho más teológico, Ratzinger ha demostrado que tiene su propio estilo, también convincente. Ofició ayer la mayor misa en la historia de Alemania, concentrándose en la «necesidad de fe y religión» del mundo moderno, que sólo puede mejorar a través de la fe y el amor de Dios. «El olvido de Dios que hay en amplias partes del mundo», dijo ayer Benedicto XVI, es responsable del descontento y de la frustración. Y precisamente porque en su tierra natal este olvido es más patente que en otros sitios, trasladó su preocupación a los obispos germanos con los que se reunió ayer. Iglesias vacías y falta de vocaciones entre los jóvenes son algunos de los problemas que el Papa lleva en la maleta, a pesar del fervor religioso, que llevó a más de un millón de jóvenes a adorarlo casi como a un ídolo. Esta visita a Colonia fue además su primer examen como político. Su visita a la sinagoga más antigua de Alemania y el encuentro con representantes evangélicos, ortodoxos y musulmanes demostraron su apuesta por el diálogo interreligioso. El recuerdo de Wojtyla Aunque probablemente no se convierta en el Papa viajero que fue Karol Wojtyla, su próximo periplo le llevará a Turquía, en noviembre. Será una prueba para seguir, otra vez, la estela de Juan Pablo II, que mostró especial interés por la reunificación con la Iglesia Ortodoxa. Ahora Alemania tiene tiempo de digerir estos seis días de fervor religioso, que el Papa coronó sobrevolando su localidad natal, Marktl am Inn, en Baviera, al cual se iluminó al paso de la comitiva. Y también de valorar lo que queda de su paso por Alemania, aparte de una «sobredosis papal».