El cura casado de Tenerife ofició ayer su primera eucaristía

El ex ministro anglicano Evans David Gliwitzki, primero que en España recibe la ordenación sacerdotal, celebró ayer su primera misa en La Laguna con la participación activa de su esposa e hijas, que leyeron fragmentos del Evangelio y portaron el cáliz hasta el altar. La familia de Gliwitzki, que fue ordenado sacerdote el pasado domingo, asistió en primera fila de la iglesia Nuestra Señora del Carmen, en el camino de la Villa, a la primera eucaristía presidida por el ex ministro anglicano, quien ofició la ceremonia en un español todavía titubeante. Entre los familiares se encontraba la nieta del nuevo sacerdote, a la que su padre sacó al exterior de la iglesia cuando empezó a mostrarse inquieta, y cuyos gritos se oyeron en varios fragmentos de la liturgia. Marylin, una de las hijas de Gliwitzki, que junto a su hermana acudieron a Tenerife procedentes de Estados Unidos y de Gran Bretaña, leyó un paisaje de los Evangelios que hacía referencia a la paz y la hermandad de los pueblos ante la atenta mirada de su padre. En el momento de la comunión la mujer e hijas de Gliwitzki recibieron la hostia de manos de su padre, en un cáliz que habían llevado al altar con anterioridad. Asimismo, al final de la misa, Patricia, la esposa del clérigo natural de Zimbabwe, repartió a los sacerdotes participantes recordatorios de la ceremonia, mientras algunos de los curas abrazaban y besaban a su nieta e hijas. Al acabar la liturgia Gliwitzki, de 64 años, recibió una ovación de los fieles asistentes a la misa, que abarrotaron el templo, tras leer un mensaje de agradecimiento a todas las personas de la Diócesis de Tenerife que le han instruido en el proceso de ordenación sacerdotal. Carmelo Pérez, jefe de comunicación del Obispado tinerfeño y párroco titular de la iglesia de Nuestra Señora del Carmen, se dirigió a los fieles al inicio de la misa para comentarles que la ceremonia representaba «un acontecimiento para España». El sacerdote Hermógenes Martín calificó la jornada de «acontecimiento gozoso para Evans y su familia» y aseveró que «no hemos llegado aquí por casualidad».