El sueño se encuentra entre las cinco primeras causas de accidentes mortales
Mascar chicle o caramelos reduce el riesgo de dormirse al volante
Según un estudio los conductores están más alerta mientras consumen estos productos
Mascar chicle o chupar un caramelo aminora el riesgo de quedarse dormido al volante. Así lo constata un estudio que, sirviéndose de un avanzado simulador, ha puesto a prueba el nivel de alerta de los conductores tras casi 20 horas de vigilia. El estudio concluye que consumir caramelos y chicles al volante «puede contribuir a mejorar las capacidades de atención y percepción de los conductores ante situaciones de extremo cansancio». El sueño se encuentra entre las cinco primeras causas de accidentes de tráfico con víctimas. Uno de cada tres conductores ha sentido sueño preocupante al volante. Las pruebas, realizadas en la Universidad de Zaragoza mediante un simulador de conducción en carretera, evidencian que en el 67% de los casos el tiempo de respuesta de identificación de objetos más rápido fue el de quienes tenían en su boca un caramelo o un chicle. La hipótesis de partida era que tanto masticar como saborear mantienen los niveles de atención del conductor. Al volante, la somnolencia afecta la capacidad de reacción, la agudeza visual, el estado de ánimo y las percepción de señales, luces, sonido, distancia y tiempo. Las pruebas se realizaron en el Instituto de Investigación en Ingeniería de Aragón de la Universidad de Zaragoza, a través del Grupo de Seguridad Vial y Accidentes de Tráfico (GSVAT). Método El estudio se basó en dos ensayos. El primero se realizó con el apoyo de un polireactígrafo homologado, aparato que mide las posibles alteraciones que limitan la capacidad para adecuarse con seguridad a situaciones que requieren estimaciones de relaciones espacio-temporales. También posibles alteraciones que supongan incapacidad para adaptarse adecuadamente al mantenimiento de la trayectoria del vehículo. El segundo se ensayo sirve de un simulador de conducción y evalúa la capacidad de atención del conductor en un entorno similar al que se da al volante de un automóvil. La muestra se compuso por un grupo de 40 voluntarios de ambos sexos entre 19 y 73 años con un buen estado general de salud y no diabéticos. Todos reunían legalmente las condiciones psicofísicas requeridas para conducir.