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Se vende nombre de zombi
Varios escritores norteamericanos ofrecen a los lectores la posibilidad de poner a personajes de sus próximas novelas el nombre de quienes pujen por ello en Internet
«Madame Bovary soy yo». La famosa frase que popularizó el escritor francés Gustave Flaubert será a partir de septiembre un privilegio al alcance de todos. La proeza será posible gracias a la iniciativa en Estados Unidos de 16 escritores de renombre que han decidido poner a la venta el nombre de personajes de sus próximas novelas por una buena causa. Novelistas como Stephen King, Amy Tan o John Grisham, son algunos de los que han renunciado a su derecho al bautismo literario con el objetivo de recaudar fondos para la oenegé Firts Amendment Project , una organización que desde hace años lucha para que se respete la libertad de expresión en EE.UU. A pesar de que las reglas para conseguir la inmortalidad impresa parecen sencillas, cualquiera con un ordenador y dinero suficiente podrá pujar en el portal electrónico Ebay. Los escritores se han reservado varios «ases» en la manga, justificados por el llamado «control creativo». Así pues, los fans del rey del terror, King, ya saben que si ganan no serán el héroe que salva a la chica. «Lo primero que debe saber quien quiera hacerse con el nombre de mi personaje, es que lo utilizaré en mi próxima novela llamada Cell , que como el mal whisky es violenta y bastante desagradable». El escritor aclara que la acción se centra en un grupo de zombies cuyo cerebro puede ser activado a través de teléfonos móviles defectuosos. Si es mujer, morirá Además el escritor aclara, en un comentario que roza la misoginia, que no le importa si el nombre es masculino o femenino. «Pero si el personaje muere, debe ser una mujer». Se presupone que el ganador de la puja será alguien osado, teniendo en cuenta el riesgo de verse retratado como un monstruo sin voluntad, y que King lleva más de 100 millones de ejemplares vendidos en todo el mundo. Peor panorama tiene quien puje para aparecer en la próxima novela del dibujante de cómics Neil Gaiman quien ha advertido que «el nombre aparecerá en una de las lápidas de un cementerio». Algo parecido a lo que pretende hacer otro de los participantes, el escritor Andrew Sean Gree, que sólo utilizará el nombre «para bautizar una barra de un bar o un supermercado». Para aquellos que quieran utilizar la subasta como una vía para la venganza, como por ejemplo, poner el nombre de la suegra para el personaje de dudosa moralidad que subasta Peter Straub, también hay una pega: todos los autores han exigido que los nombres reales utilizados tengan una autorización consentida por el portador. Los escritores también se reservan el derecho de publicación de nombres desagradables o de mal gusto. Aún con tantas restricciones, lo cierto es que los organizadores esperan recaudar por lo menos 50.000 dólares para la organización. El cálculo está basado en experiencias anteriores, como la del novelista Neil Gainman quien consiguió vender el nombre de un barco que aparecía en su última novela por 3.500 dólares. La idea de Gainman inspiró a los miembros de la FAP, ya que últimamente no contaban con suficientes fondos para llevar a cabo sus acciones.