La falta de serotonina podría desembocar en la enfermedad
Un estudio relaciona la anorexia con un proceso químico cerebral
Investigadores norteamericanos creen que podría ser la base para nuevos fármacos
Imagen de una de las Unidades de Trastornos Alimentarios de España que trata a enfermas con anorexia
Un equipo de científicos de la Universidad de Pittsburgh han investigado la conexión entre el cerebro y la anorexia y han averiguado que la enfermedad está relacionada con la interrupción de un mecanismo químico cerebral. Según recogió la BBC , los investigadores han probado que la anorexia puede asociarse con una alteración en la producción de serotonina. En su investigación, los científicos estudiaron y compararon la actividad de la serotonina en grupos de mujeres que habían padecido distintos tipos de anorexia. Mediante unos sofisticados escáneres, analizaron esta cuestión en las pacientes y averiguaron que la interrupción continuada de los niveles de serotonina causa ansiedad, lo que a su vez podría desembocar en anorexia. Sin embargo, lo que no pudieron confirmar es que los niveles de serotonina fuesen alterados por la malnutrición que acompaña a la enfermedad. Los científicos confían en que estas nuevas informaciones contribuyan tanto al desarrollo de fármacos específicos para la anorexia, como en la mejora de los tratamientos psicológicos en los pacientes. La directora de la investigación, la doctora Ursula Bailer, explicó que era necesario entender los orígenes de la enfermedad para poder comenzar a elaborar tratamientos eficaces. «Estos datos nos ofrecen la promesa de una nueva forma de entender la patología de la anorexia y desarrollar nuevos tratamientos farmacéuticos y psicológicos», explicó. Nutrición Con Pittsburgh colabora un equipo del King's College de Londres. En él se encuentra la profesora Janet Treasure, una especialista en enfermedades de nutrición, quien afirmó que otros estudios habían relacionado las enfermedades de la comida con los niveles de serotonina. Treasure le explicó a la BBC que los tratamientos con fármacos eran una ayuda, pero que muchos pacientes estaban preocupados por el hecho de tener que tomar nuevos medicamentos. El equipo de la Universidad de Pittsburgh publicó las conclusiones de su estudio en la revista especializada Archives of General Psychiatry .