Diario de León

A LA ÚLTIMA

Largo, difícil y duro

Publicado por
JOSÉ CAVERO
León

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ZAPATERO HA SIDO algo más explícito de lo corriente al reconocer que su Gobierno trabaja, según dijo, para hacer realidad un deseo mayoritario de la sociedad española, el fin de ETA. Pero, efectuado ese reconocimiento, en el resto de sus declaraciones, el presidente abundó en la necesidad de suma prudencia que se requiere. Según dijo, «el proceso será largo, difícil y duro», tres adjetivos que se destacan en todas las crónicas de la comparecencia del jefe del Gobierno. En esta delicada materia de llegar a alguna clase de acuerdo que suponga el final de ETA, se han producido en los últimos meses incontables especulaciones desde el mismo momento en el que Zapatero llevó el asunto al Congreso para reclamar autorización para negociar la paz con la banda terrorista. En los últimos días se ha asegurado que de aquí a fin de año la banda anunciará la tregua. Y una publicación, el semanario Alba , llega aún más lejos al afirmar que ETA declaró la tregua a Zapatero el pasado agosto, pero que no la ha comunicado aún para que el propio Zapatero no se beneficie. (¿?), «para que ZP no politizara lo que ellos llaman la vía de la pacificación». Otra información anterior del mismo medio informativo, que había seguido muy atentamente el proceso, aseguró que la banda había exigido al Gobierno un gesto previo a la entrega de las armas. Más tarde se produjo la oferta mediadora de Batasuna. Sea como fuere, el proceso, los ciudadanos, y en particular los que ofician la política, siguen muy pendientes del que pudiera ser «precio de la paz». Se supone que cualquier final de ETA, pues eso supondría la tregua o el abandono de las armas, pasaría por dos efectos inmediatos: alguna clase de solución «generosa» para los centenares de etarras encarcelados, y el regreso de Batasuna a las instituciones, mediante un decreto de final de su periodo de ilegalización. ¿Nada más? En el seno del PP, como en la AVT, Asociación de Víctimas del Terrorismo, se sospecha y se teme que la generosidad del Gobierno, como efecto de las exigencias etarras, vaya bastante más lejos y puedan llegar a considerarse los propósitos políticos que siempre planteó la banda: unificación de Euskadi y Navarra, autodeterminación... En todo caso, el proceso «largo, difícil y duro» parece en marcha y ofrecerá curvas y picos de muy considerable dificultad en el terreno.

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