Los laboratorios ven una mina de oro en una posible vacuna contra la gripe aviaria

La elaboración de una vacuna contra un eventual virus de la gripe aviaria adaptado a los seres humanos permitiría a los laboratorios farmacéuticos ganar sumas enormes y mejorar su imagen ante la opinión pública. A medida que crece el temor a una pandemia aumenta la efervescencia en el mercado mundial de las vacunas antigripales, monopolizado por algunos laboratorios que invierten grandes sumas al tiempo que realizan numerosas compras para poder conquistar al mercado. Por el momento, las vacunas van a representar únicamente el 2 por ciento de la facturación mundial farmacéutica, pero los profesionales esperan que el mercado se triplique en unos seis años, aunque no pueden preverse los beneficios de una vacuna mundial contra un eventual virus humano de la gripe aviaria. El laboratorio Sanofi-Pasteur, filial del número tres mundial Sanofi-Aventis, se acaba de embolsar 100 millones de dólares gracias a un contrato con el gobierno norteamericano para producir entre septiembre y finales de octubre dosis de la vacuna «prepandémica», destinada a la actual cepa del virus de la gripe aviaria («H5N1»), para anticipar una futura vacuna para el ser humano. El grupo francés invertirá 150 millones de dólares para duplicar la capacidad de producción de su fábrica de Pensilvania hacia 2008/2009. El grupo británico GlaxoSmithKline -que ya fabrica el medicamento antiviral Relenza y la vacuna antigripal Fluarix- compró a comienzos de septiembre al canadiense ID Biomedical, especializado en las vacunas antigripales, por aproximadamente 1.700 millones de dólares canadienses (unos 1.430 millones de dólares norteamericanos). Finalmente, el suizo Novartis acaba de adquirir la totalidad del californiano Chiron, número dos mundial de las vacunas, del cual ya poseía el 42,2 por ciento, por 4.500 millones de dólares. Esta agitación en el sector de las vacunas es una impotante novedad para la industria farmacéutica. Medicamentos de segunda «Las vacunas siempre tuvieron una existencia separada en los laboratorios. Siempre fueron relegadas a un segundo plano. Cuando se trata de África, de la salud pública, esas cosas no dan ganancias», en comparación con los medicamentos estrella que aumentan la facturación, explica Claude Le Pen, profesor de economía sanitaria en la Universidad París 9. Pero la probabilidad de una pandemia «ratifica la estrategia de los laboratorios que conservaron las vacunas en sus carteras», destaca Le Pen, señalando los casos de Sanofi-Aventis y de GlaxoSmithKline. Estos últimos parecen ser conscientes de los beneficios que pueden obtener -tanto económicos como morales- de una futura vacuna, ellos que «siempre son acusados de hacer beneficios gracias a las enfermedades con sus principales medicamentos», señala Etienne Barral, un experto de la Organización de las Naciones Unidas para el Desarrollo Industrial (Onudi). «Es evidente que el valor económico de una vacuna es considerable. Pero también sería un cambio espectacular para los laboratorios, que tienen una imagen deplorable en la opinión pública», explicó Le Pen.