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León

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«POR EL acceso a la energía ha habido guerras en el mundo», me decía hace unos meses Rafael Miranda, consejero delegado de Endesa, sin sospechar a esas alturas que el final del verano iba a traer una OPA hostil contra su empresa. «Sin dramatizar -añadía entonces-, a los empresarios nos preocupa la posible ruptura de la unidad de mercado». Con razón. Pero el asunto, para los consumidores, para los accionistas y para los simples ciudadanos necesita más explicaciones. Más respuestas. Tenemos un Gobierno que permite que se diga a la empresa agredida que no se defienda, que no hable con sus accionistas y que entregue las armas sin rechistar. No ha habido conversaciones entre Gas Natural y Endesa, sino una acción hostil. Gas Natural ha pactado con la principal competidora de Endesa, Iberdrola, el reparto de los activos sobrantes, sin posibilidad de otras ofertas, aumentando el poder de ésta y alejándola mucho más de sus competidoras. Y el Tribunal de Defensa de la Competencia y los órganos que deben defender a los consumidores mantienen un silencio total. Estamos ante un presidente de la Comisión Nacional del Mercado de Valores, Manuel Conthe, que, fuera de toda imparcialidad, toma partido, descalifica al presidente de una de las empresas y se ríe públicamente de sus argumentos jurídicos. Y todavía no ha dimitido. Estamos ante un presidente de Gas Natural, Salvador Gabarró, que «pensaba» ofrecer a Manuel Pizarro, presidente de Endesa, la copresidencia del grupo y, en el futuro próximo, cuando él se retirara, la presidencia. El único pero es que pensaba decírselo después de que Pizarro se enterase de la oferta hostil de compra. A Endesa se le niega que informe a sus accionistas, que pida ayudas y apoyos y hasta que acuda a Bruselas a defenderse, cuando el Tribunal de Justicia de Primera Instancia de la Unión Europea acaba de fallar en contra de la compra de Gas de Portugal por parte de Energías de Portugal, un caso muy parecido al de Gas Natural-Endesa. Los accionistas minoritarios respaldan a Pizarro y, de momento, cobrarán menos de lo que vale la acción en Bolsa si prospera la OPA. ¿Sólo intereses económicos? ¿Nada de cuestiones políticas? ¿Imparcialidad? ¡Venga, hombre!