Diario de León

De los bosques de Castilla y León podrían extraerse cada año 300.000 toneladas de biomasa

Se apuesta por los cultivos energéticos como cardo, caña de azúcar y cereales

La biomasa se puede aprovechar como fuente de energía eléctrica y calorífica limpia y renovable

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T. Fernández - león
León

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La biomasa es una fuente de energía renovable cuyo aprovechamiento como fuente de calor y electricidad puede producir beneficios energéticos y agroambientales, generar empleo y potenciar el desarrollo rural. Junto a la madera y los residuos herbáceos y forestales, los huesos de aceituna, los purines, la paja de cereal, los aceites de freír, los residuos de la industria conservera, avícolas (gallinaza) y orgánicos (monda de patata o plátano) y, por supuesto, los cultivos energéticos (cardo, caña de azúcar, grano de trigo, cebada, centeno o maíz) o los aceites de origen vegetal o plantas oleaginosas (soja, girasol, colza), son utilizados por muchos países europeos para obtener electricidad, calefacción o biodiesel, con el fin de reducir la dependencia de los combustibles fósiles. Para potenciar el uso de la biomasa y cumplir con la UE, que fija para el año 2010 que las energías renovables alcancen una penetración mínima del 12%, España cuenta con el Plan de Fomento de Energías Renovables 2005-2010 (PER), cuyo objetivo es que en ese horizonte la potencia instalada en España sea de 1.700 megavatios (a finales del año pasado no llegaba a los 350). De ser así, se ahorrarían millones de euros en la compra de petróleo y reducirían las emisiones de CO 2 porque, según el IDAE, una central de biomasa de 5 megavatios es capaz de suministrar electricidad a más de 11.000 hogares y evitar la emisión de 14.000 toneladas de dióxido de carbono al año. El PER reconoce, no obstante, que los residuos forestales tienen una humedad elevada (que haría necesario un tratamiento de secado) y, en ocasiones, las dificultades (pendiente del terreno) para llevarlos hasta las plantas energéticas, encarecerían la energía producida. Por eso, los expertos apuestan por los cultivos energéticos o la biomasa agroindustrial que garantizan producciones homogéneas por hectárea, superiores a las procedentes de los trabajos silvícolas. En Castilla y León Sin embargo, desde la Consejería de Medio Ambiente se afirma que de Castilla y León dependería el 27% de la producción energética total a partir de restos forestales, es decir, más de 120.000 toneladas equivalentes de petróleo, lo que supondría actuar y mejorar sobre 30.000 hectáreas de bosque al año y extraer cerca de 300.000 toneladas de biomasa. La explotación de este recurso, además de contribuir a la diversificación energética, ayuda a mejorar las masas forestales, ya que se retiran los peores árboles y se liberan los más idóneos a formar los bosques del futuro. Además, según el titular de la citada Consejería, Carlos Fernández Carriedo, «con la activación de los trabajos silvícolas se generan empleos, se impulsa el desarrollo rural y es una materia prima que sirve de base a la industria del tablero, la segunda más importante de España, por detrás de Galicia». La Asociación Española de Valorización Energética de la Biomasa defiende la necesidad de impulsar iniciativas que pongan en contacto a los todos los implicados en el aprovechamiento energético de este recurso (propietarios y gestores forestales, empresas, productores y distribuidores de energía o instituciones públicas) para que la producción bioenergética sea una realidad que comience en el monte y llegue a las viviendas o los vehículos después de pasar por plantas de transformación que conviertan la biomasa en biodiesel, bioalcohol, gas combustible, astillas y pellets.

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